En el prólogo de “Rebelión en la granja”, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: “si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, siempre consideré siguiendo a Orwell que la misión de todo el que escribe no es halagar a nadie, sino desnudarse y más bien aguijonear al lector, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos controvertidos. Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía. Esta melancolía se eleva exponencialmente cuando esa libertad, es manifestada en la redes sociales, pues al descubrir las ideas uno se convierte en blanco de los demás.

viernes, 5 de marzo de 2021

Lorca, el expresionismo sensible


La poesía de Lorca es autológica, de una gran uniformidad, con expresiones que solo desde su propia poética pueden interpretarse. Casi siempre trata los mismos temas (el erotismo, el sexo, el amor, la vida, la muerte, las pasiones) y lo hace con una sensibilidad muy por encima de cualquier otro aspecto. Su autologísmo está presente tanto en la poesía como en su teatro, haciendo de Lorca un poeta más sensible que inteligible, y alejado de toda normativa.

Gustavo Bueno hablaba que al analizar la estética había que tener en cuenta tres ejes: el sintáctico, el semántico y el pragmático, Y el eje pragmático se articulaba a su vez en tres sectores:

  • Autológico (Personal, el del yo). Es el caso de Juan Ramón Jiménez cuando usa siempre la “J” en su obra poética, o su manía por desterrar la “x”.

  • Dialógico (De grupo, el del nosotros). Dentro de estos estarían los surrealistas, los románticos, los simbolistas… Es el uso de @ para abarcar femenino y masculino.

  • Normativo: los códigos, los signos, las palabras, tienen el mismo significado para todos.

Los autológicos escriben desde un pensamiento muy personal, que obliga a la crítica con frecuencia a usar la adivinación. Para poder interpretar la poesía de Lorca hace falta un conocimiento muy profundo de Lorca, el “verde que te quiero verde” se ha interpretados en múltiples sentidos, y no podemos afirmar que ninguna interpretación sea más acertada que otra, porque no hay códigos de referencia para apoyar su semántica (“verde” puede ser “joven”, puede ser “muerte”). A menudo Lorca dice cosas de una gran belleza, pero tan difíciles de interpretar que probablemente solo él sabría hacerlo. Todos los poetas autológicos se imponen a sí mismos para interpretar su poesía, y Lorca solo se puede interpretar desde Lorca, ya que el crítico, fuera de Lorca, no es capaz de construir categorías que puedan explicar la poesía lorquiana, que se apoya en términos en cierto modo confusos, y muchos creados por el propio poeta.

Basado en sus primeras poesías sostengo el expresionismo lorquiano. El expresionismo es un movimiento que se desarrolla en el periodo entre guerras (como referencia podemos decir entre 1918 y 1925), se apoya en las protestas sociales, y se caracteriza por una expresión anímica, psicológica del arte, frente a la sensorialidad del impresionismo. Al decir esto decimos que:

  • El impresionismo tiene una visión particular de los hechos físicos subrayando los sensorialidad, los sentidos físicos en esa percepción.

  • El expresionismo subraya la psicología o fenomenología de esos hechos. Para el expresionismo es más importante la forma que el fondo, se pone más énfasis en el “cómo se expresa”, que en lo que significa esa expresión, dejando a voluntad del espectador/lector su propia interpretación. Al poeta no le importa el análisis del lector, le importa lo que él siente, lo que expresa; si le importara la interpretación del lector la normalizaría, pero prioriza lo sensible a lo inteligible, y, en el caso de Lorca, como he dicho, de forma claramente autológica, y apoyado en los conflictos sociales de su entorno.

La conmoción personal, las pasiones, la angustia, el entusiasmo, todos estos sentimientos, y de forma radical, están muy presentes en Lorca. Toda su lírica está materializada y formalizada en un ambiente muy sugerente, tenebroso, simbólico, de una imaginación exacerbada, con un tema fundamental: el deseo erótico del ser humano.

Lorca será predominantemente expresionista hasta su obra “Poeta en Nueva York” en la que cambia el expresionismo por el surrealismo.

La poesía de Lorca no es una poesía esencialmente amorosa, no habla de amor, es algo más elemental, habla de sexo, de erotismo. Son ideas simples expresadas con un enorme atractivo, y totalmente abierta a la interpretación del lector.

Vemos el poema titulado Paisaje:

El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos,
están cargados
de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.


Es un poema radical nominal, con escaso uso del verbo. Un cuadro profundamente expresionista. El mismo titulo es “Paisaje”, como si fuera una pintura, con una imagen de la naturaleza terriblemente dramatizada; no hay seres humanos. Estamos en el eje radial o de la naturaleza.

El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico”, es como un parpadeo, una imagen tremendamente visual que va cambiando de forma y que cada vez se va haciendo más fantasmagórica, más tenebrosa y permanentemente alegórica.

Sobre el olivar hay un cielo hundido”, un oxímoron, cielo hundido, cuando el cielo siempre es alto.

Sigue con una sinestesia radical: “y una lluvia oscura de luceros fríos”, es decir, la lluvia no puede ser oscura, y otra más al hablar de la luz fría.

Tiembla junco y penumbra a la orilla del río” con la impresión de que la naturaleza está estremecida, temblando, temiendo algo.

Se riza el aire gris”, una metáfora, con uno de lo pocos verbos del poema, y una sinestesia simbolizando los remolinos que produce el aire, que nos recuerda los cuadros de Van Gogh.

Los olivos, están cargados de gritos”, una imagen totalmente expresionista, violenta, del movimiento de las ramas de los olivos que parecen presagiar el drama.

Una bandada de pájaros cautivos, que mueven sus larguísimas colas en lo sombrío”, los pájaros los imaginamos siempre en libertad, aquí está cautivos, y los gritos de los olivos podrían ser porque están cargados de pájaros que gritan, pero el grito es propio del ser humano, ni de olivos, ni de pájaros; y, literalmente, los pájaros nos gritan, mueven sus larguísimas colas, dando la imagen de un cometa.

Todo es expresión. Pero, en realidad, en el poema no ocurre nada, solo hay una sensación de derrota, de dramatismo, todo en el eje radial o de la naturaleza.

Otro poema que forma parte de las Seguiriyas es “El Grito”:

La elipse de un grito,
va de monte
a monte.

Desde los olivos,
será un arco iris negro
sobre la noche azul.

¡Ay!

Como un arco de viola,
el grito ha hecho vibrar
largas cuerdas del viento.

¡Ay!

(Las gentes de las cuevas
asoman sus velones)

¡Ay!


Es una semblanza que mantiene una relación desde el título con el cuadro expresionista "El grito", del artista noruego Edvard Munch. ¡Ay! Es el grito dramático y recurrente, que se repite a lo largo del poema como un estribillo. El poema hace sensible lo insensible, lo invisible incluso, pero nada de lo sensible se explicita de forma inteligible, más allá de las sugerencias abiertas al lector.

La elipse de un grito, va de monte a monte, parece una greguería trazando elipses como una onda sonora al chocar con los montes.

Desde los olivos, será un arco iris negro sobre la noche azul”. No cabe imagen más expresionista que un arco iris negro; eso no es un arco iris… Sobre la noche azul, con toques impresionistas.

Como un arco de viola, el grito ha hecho vibrar largas cuerdas del viento”. Metáfora musical.

Las gentes de las cuevas asoman sus velones”. Podría haberlo escrito Valle Inclán en alguna de las sonatas. Hace sensible hasta aquello que es imposible de concebir, incluso de cosas que no están en la naturaleza, solo están en la imaginación expresionista de la psicología del autor. Eso es el expresionismo, se parte de una esencia, que se deforma y se intensifica: el arco iris que se ennegrece.

Lorca tiene varios poema sobe la guitarra que es el instrumento del cante jondo. Veamos Uno de ellos.

Las seis cuerdas

La guitarra,
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas,
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarántula
teje una gran estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro
aljibe de madera.


El aljibe es un término que Lorca también utiliza con frecuencia (Romance Sonámbulo). Granada, el Albaicín, está llena de aljibes. En este poema hay una sucesión de imágenes radicalmente expresionistas…

Otro poema, Camino. En ambos, el anterior y este, hay un toque de conformismo social de gente marginal, a los que persigue la muerte, pero no sabemos la causa de esa persecución, porque no se hace inteligible, quedando abierta a toda especulación. Ambos tienen también un componente místico radical, donde las sensaciones no se hacen inteligibles. La experiencia no se puede expresar con palabras porque rebasa el racionalismo humano, algo muy característico en Lorca, rozando lo absurdo.

Otra característica es el lenguaje concentrado, el estilo nominal: una palabra puede significar mil cosas. Una interpretación difícil que nos conduce siempre al erotismo, a los deseos sexuales del autor, motor fundamental en la poesía lorquiana, quizás por la incapacidad que tuvo el autor de normalizar este asunto.

Camino

Cien jinetes enlutados,
¿dónde irán,
por el cielo yacente
del naranjal?
Ni a Córdoba ni a Sevilla
llegarán.
Ni a Granada la que suspira
por el mar.
Esos caballos soñolientos
los llevarán,
al laberinto de las cruces
donde tiembla el cantar.
Con siete ayes clavados,
¿dónde irán
los cien jinetes andaluces
del naranjal?


Tiene una estructura del romancero clásico, ya muy cerca del folclore y los motivos populares del Romancero Gitano. Esos “Cien jinetes enlutados” como siluetas reducidas a rasgos, que están en movimiento, pero no sabemos a dónde van, “Ni a Córdoba ni a Sevilla”, porque no llegarán a ninguna parte; están condenados a viajar como almas en pena, enlutados, recordando la Santa Compaña a caballo. “Con siete ayes clavados”, con un dramatismo claro.

Esos caballos soñolientos los llevarán, al laberinto de las cruces donde tiembla el cantar”, todo es siniestro, muerte, tenebroso, alegórico, de marginalismo social, pero enormemente abierto para la interpretación. No sabemos nada de esos jinetes, solo vemos su imagen como si de un cuadro se tratase.

Otro poema, Clamor, muy juanramoniano que hace pensar en el poema “Viento negro, luna blanca” donde el poeta presencia su propia muerte. Es como una acotación del misterio, representando el triunfo de la muerte acudiendo a una alegoría medieval.

Clamor

En las torres
amarillas
doblan las campanas.

Sobre los vientos
amarillos
se abren las campanadas

Por un camino va
la muerte, coronada
de azahares marchitos.

Canta y canta
una canción
en su vihuela blanca,
y canta y canta y canta.

En las torres amarillas
cesan las campanas.

El viento con el polvo
hace proras de plata.


La muerte con una configuración carnavalesca y esperpéntica: “Por un camino va la muerte, coronada de azahares marchitos”, la peregrinación de la muerte como una comitiva. Una canción fúnebre que se abre y se cierra, “En las torres amarillas cesan las campanas”. Y un punto final con “El viento con el polvo hace proras de plata”, prora es el término poético de proa, para definir la luz que lleva el polvo en su movimiento, con una posibilidad interpretativa muy abierta, de nuevo lo sensible se impone a lo inteligible. Misterio y ambigüedad siempre en los versos de Lorca que llevan al lector a una profunda emoción estimulando su propia psicología.

El expresionismo es la negación del realismo, la exaltación del idealismo porque no retrata la realidad sino la visión psicológica de la realidad. Son impulsos anímicos que deforman la visión natural de las cosas, potenciando el mundo de los sueños y rompiendo toda la lógica en la literatura: la lógica del personaje, de la acción, del tiempo, el espacio, del diálogo. En el expresionismo la crítica social no está denunciada sino sugerida y sin explicar las causas.

Canción del Jinete

En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.
Caballito negro,
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
...Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
¡un grito!, y el cuerno
largo de la hoguera.
Caballito negro.

Parece la representación de un cuadro de estaciones en una obra de teatro, una sucesión de acotaciones que revelan la figura del bandolero, de un jinete muerto, de un bandido, que ha muerto y no sabemos si ha sido por una refriega, por una reyerta, o un encuentro con la justicia. Todo presentado con un fuerte ambiente expresionista, “la luna negra” que será la luna nueva, una luna que no se ve; “de los bandoleros, cantan las espuelas caballito negro”, que nos remite a una degradación minorizada del animal. No se especifica nada, lo sensible domina lo inteligible. “En la luna negra, sangraba el costado de Sierra Morena”, una metonimia impresionante, el ser humano es Sierra Morena. El autologismo es el único referente posible para interpretar el poema. Se justifica su título de "canción" por la dualidad musical que crea los cambios de rima y de ritmo.

Y otra del mismo título Canción del jinete

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay, que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.

La muerte como un destino que se impone de forma inevitable al ser humano. Sugiere un jinete también de vida marginal, fuera del sistema, del orden, de la ley, que aunque sabe los caminos y lo intenta, nunca llegará a Córdoba porque hay un destino que está por encima de la voluntad, de la inteligencia o de las capacidades del jinete. Córdoba está lejana y sola, inaccesible y ha de luchar contra una naturaleza superior a él, a la que no puede vencer, pero contra la que no quiere dejar de luchar, retrotrayéndonos a lo trágico en esa lucha contra la naturaleza monopolizada por una fuerza superior. En el caso de Lorca esa fuerza no tiene ningún sentido teológico, en su obra no lo hay.

La poesía de Lorca tiene tal cantidad de posibilidades interpretativas como lectores se acerquen a ella. Con frecuencia se ha dicho que la poesía lorquina ofrece la visión esencial del ser humano especificada en personas concretas como Amparo o Soledad Montoya, que lejos de diluir el expresionismo, lo personalizan.

Para terminar, el famoso Zorongo gitano:

Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.

Cuando fuiste novio mío
por la Primavera blanca
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata.

La Luna es un pozo chico
las flores no valen nada
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan.

Representa un profundo deseo sexual, y nada más, el poema es solo un deseo erótico. Cada lector podrá interpretar lo que quiera, pero aquí explicito solo hay un deseo sexual. Las ideas en la obra de Lorca son escasas, siempre está diciendo lo mismo; pero lo dice de una forma tan sensible y sonora que a todo el mundo gusta.

Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua”, no hay esclavinas de agua, es una metáfora creacionista de su expresionismo y demás posibilidades expresivas de las vanguardias, desbordando lo límites de lo inteligible. Es propio de su expresión las imágenes florales “alhelíes”; y como Aleixandre es un poeta erótico, o habla de sexo, más que de amor.

En la segunda estrofa, la frase queda inacabada, no hay verbo, parece sugerir algo, pero no dice nada; una elipsis galopante “la primavera blanca” y poco más. No sabemos si los sollozos son gemidos, si son jadeos, o es llanto. Si la primera estrofa era en presente, esta es el pasado, salto en el tiempo que no sabemos a qué responde. La tercera estrofa vuelve al presente, es como una canción, algo muy sonoro. Las palabras tienen en Lorca significados más amplios de lo que podemos encontrar en los diccionarios.

El expresionismo es valioso porque autores como Lorca lo han hecho valioso en su literatura. Lorca ha hecho una literatura escasa de ideas, pero muy rica en formas.

Y un añadido: EL NIÑO MUDO

El niño busca su voz.
(La tenía el rey de los grillos).
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.

No la quiero para hablar;
me haré con ella un anillo
que llevará mi silencio
en su dedo pequeñito.

(La voz cautiva, a lo lejos,
se ponía un traje de grillo).

Federico García Lorca. Canciones 1921

 

Como la mayoría de la poesía lorquiana es difícil de interpretar, pero, si podemos apreciar con certeza algunas cualidades del autor, como la alta sensibilidad, o su conflicto interior, así como la idea sobre la dificultad que el ser humano, representado aquí en el niño mudo, tiene para mostrarse abiertamente, para expresar sus sentimientos, tanto que, con frecuencia, es imposible hacerlo.

Lorca escribe este poema con 23 años, en pleno conflicto entre sus emociones, sentimientos, y la vida. Vida difícil, quizás, vivida en la sociedad más rígida y retrograda de España. Así, creo, que hay que entenderlo.

Es cierto que es considerado un poema infantil, pero pienso que la infancia que tanto utilizó en sus Canciones, es el código, en el que brilla el ritmo y la rima, código sobre el que basa su poética parodiando aquellos años tan oscuros: su dificultad física para los juegos de niño, su educación religiosa llena de simbología, y sobre todo los ocultos e ignorados sentimientos. Federico mantiene en su poesía, a través de los años, esa magia de niño creador, en la que permanece su sentido del asombro ante el mundo con la mayor naturalidad. Por eso se dirige a aquellos niños que no son escuchados, que son depreciados e incluso me atrevería a decir que maltratados.

La voz del niño la tiene el rey (el que manda) de los grillos (que parecen estar siempre mandando callar): es aquello,¡de eso no se puede hablar!” Que tan común era en aquellos días… El grillo se ha llevado la voz del niño y su sonido es utilizado para imitar al silencio con constante cri, cri”, que parece no decir nada pero que no se detiene, y que anula el resto de sonidos. Representa una especie de tiranía: el rey no deja hablar al niño.

Pero la cosa no acaba aquí, más adelante, el poema afirma que el niño no quiere la voz para hablar, la busca para llevar su silencio, el silencio que puede ser más elocuente que la propia palabra.

Pero, ¿quién puede afirmar que Lorca, además del grillo, no está pensando en los grilletes que te encadenan y te mantienen prisionero de la realidad en la que vives, en la que no puedes expresarte, hacer lo que te apetece, ni siquiera amar? Recuerdo una vez más que la infancia la he tomado por el código y no por el objeto de la parodia lorquiana, y que está realizada ya en sus años de adulto.

El niño, consciente de que ha de callar, busca su voz en “una gota de agua”, transparente, clara y sincera, como la voz del niño que intenta hablar y no puede, metáfora que también puede representar al llanto o a la muerte tan frecuente en el agua estancada de la poesía o el teatro de Lorca (como en el caso de Yerma, la mujer que no puede tener hijos por culpa de su marido, que siempre está viendo agua estancada). En definitiva nos remite al sufrimiento oculto e ignorado: el niño, que no miente, que quiere mostrarse transparente como una gota de agua, como una lágrima, pero no puede. Es impresionante porque todos los elementos del poema, tanto el grillo como las gotas de agua, nos llevan a momentos de soledad y apaciguamiento un tanto resignado.

Y nos dice que su silencio lo llevará como un “anillo”, o sea, como un compromiso del que nunca se desprenderá: un silencio con el que gritar siempre toda injusticia.

Por último, el poema dice: la voz cautiva, a lo lejos, se ponía un traje de grillo, esta frase nos vuelve a reafirmar la idea del poema, que es como un oxímoron de ese silencio lleno de sonoridad.



 

Ref: Basado en la Crítica de la Razón Literaria del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno; Mooc uvigo.


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