En el prólogo de “Rebelión en la granja”, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: “si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, siempre consideré siguiendo a Orwell que la misión de todo el que escribe no es halagar a nadie, sino desnudarse y más bien aguijonear al lector, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos controvertidos. Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía. Esta melancolía se eleva exponencialmente cuando esa libertad, es manifestada en la redes sociales, pues al descubrir las ideas uno se convierte en blanco de los demás.

lunes, 15 de marzo de 2021

El racionalismo en Aleixandre


La poesía de Vicente Aleixandre es una expresión de las más racionalistas que cabe concebir en la literatura en geneal y del discurso poético en particular. Se considera pues, a Aleixandre, el poeta por excelencia del materialismo filosófico, a pesar del idealismo que en determinados poemas se le pueda atribuir.

Tenemos en cuenta los cuatros espacios del materialismo filosófico de Gustavo Bueno:

  • Espacio Antropológico, es un espacio completamente realista y material, el espacio en el que el ser humano vive, construye su vida, y se relaciona con los demás. La literatura es uno de estos materiales antropológicos, porque la literatura es una construcción humana (no la hacen los dioses, ni los animales). Es ontológicamente humana. Dentro de este espacio distinguimos tres ejes fundamentales:

    • Circular o humano, relaciona a los seres humanos entre sí, en tanto que somos miembros de una sociedad política organizada. Relación del autor o obra con los lectores, interpretes, transductores. En este caso la obra de Aleixandre no se agota en las interpretaciones del 27, sino que está permanentemente y circularmente siendo interpretada.

    • El eje radial o de la Naturaleza. Relaciones del ser humano con la naturaleza, con todos los seres inanimados. Es donde Aleixandre sitúa el punto de gravedad de muchas de sus obras poéticas. El ser humano, como los animales, brota de la naturaleza. En Aleixandre, no como un mito, ni divinizado, ni en relación a entidades numinosas, sino como motor de todo: una fuerza motriz, más que matriz, habitada por el ser humano, y por el resto de seres.

    • Eje angular, que es en el que el ser humano se relaciona con lo religioso, en sus diferentes niveles:

      • Religiones primarias o numinosas, donde la forma de dios está encarnada en los animales.

      • Secundarias o mitológicas, a partir de que Hercules vence al león y se apodera de su fuerza los dioses toman forma humana, los mitos antropomorfos, de ahí vienen las religiones griegas y romanas.

      • Religiones teológicas, articuladas por una filosofía, que llegan con el desarrollo del racionalismo científico y filosófico.

Desde el eje angular no es posible encontrar nada con un relieve significativo en la poesía de Aleixandre. No hay presencia numinosa de contenido religioso, no hay referente mitológico con referencia religioso, ni hay contenido teológico; es la obra de un poeta racionalista y ateo, en la que la Naturaleza está metaforizada pero exenta de cualquier implicación religiosa o de cualquier postulado trascendente. Aleixandre no es un panteista, como muchos han querido ver, sino un ateista. Tampoco es aristotélico. La Naturaleza es un organismo vivo generador de vida, en un proceso circular orientado hacía un progreso que no tiene fin, ya que la materia es inextinguible.

Aleixandre, en cuanto al espacio antropológico, es bidimensional: circular o humano y radial o de la Naturaleza. Todo lo que cabe en su poesía es porque previamente está racionalizado conforme a criterios definidos, pues su literatura brota de la razón humana.

Las obras capitales que se identifican el espacio antropológico, son: la gran obra con la que se dio a conocer, “Sombra del paraíso”, donde el espacio antropológico es unidimensional, porque solo se presenta en relación a la naturaleza y con entidades que forman parte de ella, estando el ser humano muy atenuado, como un simple testigo que brota de esa naturaleza; “Mundo a solas”, de 1950, en el que representa el mundo arrasado y asolado por las guerras mundiales, la guerra civil y la posguerra, una naturaleza deshabitada, sin el ser humano, que, como en todas las obras de Aleixandre, no apela a circunstancias concretas, pero si es crítica con los acontecimientos históricos generales. Lo humano adquiere un papel protagonista, y hay una relación entre el eje circular y el radial. Y “Retratos con nombre” donde el eje de la naturaleza, si no está extinguido, está ya muy atenuado; son personas con nombre, el triunfo del eje circular.

  • Espacio Ontológico, que nos sitúa ante la poesía como una formalización literaria y poética de la materia del mundo. El espacio ontológico lo articulamos en:

    • General, lo que quedaría del mundo si quitamos el universo.

    • Especial, que dividimos en tres géneros: Físico; Psicológico; y Lógico o conceptual.

    Como ejemplo vamos a situar a cuatro obras de Aleixandre en el espacio ontológico:

    • Pasión de la tierra” de 1928, es un poema en prosa que constituye la formalización de la materia del mundo. Introduce al autor en el surrealismo, un surrealismo de diseño, un irracionalismo artificial expresado en términos racionales y estéticos.

    • Nacimiento último” de 1953. Una serie infinita, que remite a la concepción circular que tiene el poeta de la realidad humana.

    • En un vasto dominio”, que nos habla de la totalidad del espacio del ser, el espacio de la materia. Para Aleixandre, la materia es la causa y la consecuencia de todo cuanto existe. El mundo es materia porque sus causas y sus consecuencias lo son.

    • Poemas de la consumación”, 1978; que remite a un fin de ciclo en su poesía. En esta, el poeta, es telúrico, más terrestre que celeste, escribe con los pies en la tierra, porque la tierra es la base de la materia, el lugar donde operamos

  • Espacio Gnoseológico, donde se codifica el conocimiento y el saber que puede expresarse desde la literatura, desde la poesía. Aquí estudiamos los contenidos de la obra poética. Aleixandre en este contexto tiene dos obras de referencia: el poemario “Picasso”, dedicado al pintor, y una de sus últimas obras, ya pasada la poesía social, de 1974, “Diálogos del conocimiento”, una obra poética, que podríamos decir, que es en prosa, por la enorme longitud de sus versos; obra que rebasa las posibilidades genológicas de la poesía, ya que se implica en otras formas literarias que sobrepasan lo poético, al adentrarse en lo dramático. Con frecuencia son dos figuras, que adquieren un sentido alegórico o metafórico, que mantienen entre sí un dialogo, y ofrecen una visión esencial (más que existencial) del ser humano. La novedad de esta obra es que las figuras en diálogo, o en autodiálogo, constituyen un estadio dentro de la historia del teatro de lo que es la articulación de los diálogos.

  • Espacio Estético en el que identificamos los materiales literarios. Es la poética, una construcción verbal que toma como modelo la naturaleza. En el espacio estético situamos la obra de Aleixandre desde el punto de vista de la originalidad de sus poemas, así como en ver cuáles son los puntos de inflexión de su trayectoria poética. En definitiva este espacio da cuenta de la etapas de Aleixandre como poeta, pero tomando como referencia aspectos exclusivamente estéticos (no psicológicos). Vemos en Aleixandre tres núcleos:

    • Uno, el que representa su obra Ámbito, de 1928, que es su primera obra poética, que lo sitúa en la órbita de la poesía pura, una interpretación poética de la realidad, expresada desde el yo (en términos autológicos), de naturaleza esencialista, que plantea un concepto de la realidad expresada en términos psicológicos, y en un terreno afín a Juan Ramón Jiménez.

    • Inmediatamente después se incorpora al surrealismo, pero no es un surrealismo ortodoxo, sino todo lo contrario, será autológico, muy particular. Las obras que lo representan son Espadas como labios y La destrucción o el amor, obras de 1932 y 1935, coetáneas de El poeta en la calle de Alberti y de Residencia en la tierra de Neruda. Aleixandre compone poemas surrealistas que expresan un amor sublimado y un sexo netamente surrealista, en tanto que otros poetas han entrado ya en la poesía social. Aleixandre jamás se implicó en una poesía que tratase conflictos políticos.

    • A partir de 1954, con la publicación de Historia del corazón, que alude a un sexo más vivido que sublimado y mucho más realista. En esta etapa empieza a aproximarse a lo que entonces era una poesía social en la línea de Blas de Otero o Gabriel Celaya, que es la poesía vigente en ese momento, acercándose a la poesía popular.

Hay que subrayar una serie de declaraciones fundamentales de la poesía de Aleixandre:

La interpretación de su poesía es holistica, integral y organizada en los cuatro espacios mencionados y teniendo en cuenta sus tres etapas fundamentales: poesía pura, surrealista y social.

Aleixandre es el poeta por excelencia del materialismo filosófico, por su declarado materialismo en el contenido de su obra u su racionalismo en cuanto a la forma de expresión. Dice la ultima estrofa de su poema “Materia pura”:

Todo es materia: tiempo,
espacio; carne y obra.
Materia sola, inmensa,
jadea o suspira, y late
aquí en la orilla. Moja
tu mano, tienta, tienta
allí el origen único,
allí en la infinitud
que da aquí, en ti, aún espumas.

Considera, en términos de un monismo axiomático que todo es materia, lo cual es irrefutable. Aleixandre, como los presocráticos, tiene una concepción de la realidad sustancialmente material; no hay realidades espirituales. El mismo declaró varias veces que era un materialista.

Desde el punto de vista de la filosofía hay que señalar a la hora de enfrentarse a la poesía que, si bien los poetas hacen con frecuencia interpretaciones muy libres de la filosofía, lo contrario no se puede hacer: la filosofía ha de interpretar la poesía con criterios muy claros. Aquí vamos a sintetizar los planteamientos contenido en la poesía de Aleixandre para presentarlos desde las coordenadas del materialismo filosófico, cuestión bastante fácil ya que Aleixandres es un materialista filosófico integral. Observamos en su obra una declaración permanente: la del monismo de la materia, la del monismo de la sustancia. Dice Aleixandre: “Tengo una visión unitaria de la vida, combatido yo en una doble corriente”. Esta declaración contiene todo el monismo de la sustancia, todo es unitario en la vida, aunque lo presente con una dialéctica; claro está hablando de sí mismo, y eso es muy poco de fiar, suelen ser confidencias comprometidas e interesadas; la idea que sostiene es que todo es amor, pero esto también lo ha dicho, en términos religiosos, el Papa emérito; Aleixandre lo dice en términos humanos, en el ámbito circular, no en el ángular. Añade Aleixandre, “si un pensamiento existe en la obra del poeta, acaso sea el de la unidad del mundo...”, refiriendo a sí mismo; esto es postular un monismo que para él, esta reducción, es como decir “todo es amor”.

Pero ¿cómo se puede sostener el monismo con el materialismo filosófico, si este lo niega rotundamente? Lo niega porque lo considera como una metafísica y un idealismo, cuando su planteamiento es un pluralismo no sustancial de la realidad en que vivimos, en el que el criterio de verdad no es absoluto, no es monista. Consideramos que esto es una auténtica metáfora en Aleixandre, pues considera que el motor de su poética, el referente, es el amor (también hay que advertir que utiliza términos con mucha libertad, como un eufemismo del sexo, a lo que está referida la mayor parte de su obra literaria, sin excluir, por supuesto, el amor). El monismo se desintegra cuando Aleixandre adopta una aptitud profundamente dialéctica, aunque se sintetice en la relación amorosa. El racionalismo de la poética se da a una escala diferente como se da en la filosofía. La poética de Aleixandre podemos leerla también en términos gnoseológicos, destruyendo también esa concepción monista que el poeta declara.

En otro momento advierte, con idea darviniana, que el ser humano es el resultado de una dialéctica que emerge de la naturaleza. Dice Aleixandre: “constato la diversificación de la materia que emerge, como vida del hombre, física, social, e históricamente considerada”, moviéndose en unas coordenadas declaradamente materialistas, que con frecuencia disfraza con una mística de la materia.

Aleixandre ingresa en la Real Academia en 1949, en un franquismo recién establecido. Dice en el discurso de entrada: “Un intento de comunión con lo absoluto, esto será ciegamente el amor en el hombre”, una idea completamente romántica, porque en la liríca de Aleixandre no hay absolutos, sino relativos; no hay entidades universales monistas, sino entidades concretas de la naturaleza; no hay ningún encuentro con lo absoluto, ninguna experiencia mística formalizada, es solo una retórica.

Por otro lado es importante resaltar que, con frecuencia, se ha hablado de Aleixandre como si fuera un panteísta (reducir la materia ontológica general a materia primogenérica) y esto no es aceptable, no podemos incurrir en reducionismos y menos reducir la material ontológica general a cuestiones físicas. Aleixandre es un poeta ateísta, porque en su poesía está vacía de dioses. Se resuelve en una realidad racional, por lo que no se puede hablar de panteísmo; estamos ante una literatura con un ateísmo manifiesto, negadora de entidades metafísicas. Si hemos hablado que en el espacio antropológico de Alexandre, el eje angular está reducido a la nada, y que su poética está constituida con solo dos ejes, el circular o humano, y el radial o de la naturaleza, no podemos hablar de panteísmo.

Otra cosa es que el poeta cuando hable de si mismo y de su obra poética, hable “de la mística de la materia que indudablemente hay en mí”, cuestión que podría suscribir también Juan Ramón Jiménez. Esta frase la escribe en una carta que remite a Dámaso Alonso, el 19 de sep de 1940, que no es ni más ni menos que un eufemismo encubridor de un ateísmo claro.

Aleixandre es surrealista en varias de sus obras, concretamente en Pasión de la tierra, Espadas como labios, y La destrucción o el amor, pero es un surrealismo distante de la ortodoxia del surrealismo francés, es además un surrealismo autológico y muy racional, un surrealismo muy pensado, muy bien diseñado, pues la literatura de Aleixandre nunca se sitúa fuera de la razón humana, nunca pierde el juicio (bueno, ningún poeta lo pierde, fingen muy bien, pero todos conocen el alcance de lo que escriben). Dice Aleixandre:

Leía a la plana mayor del superrrealismo y no me consideré nunca uno de ellos; despues de descubrir el surrealismo francés y los manifiestos de Bretón, siempre dije que no soy un poeta surrealísta, porque no creo en uno de los dogmas del surrealismo, que es la escritura automática y la ruptura de la conciencia artística. Yo nunca he prescindido de los materiales.”

Precisamente habla de materiales y de selección, que implica exclusión: por esa razón no se considera surrealista puro, porque ha tenido siempre un filtro racional que le hace seleccionar los materiales poéticos en el momento de dar a luz su obra. En otro momento, en un artículo periodístico, dice que él basa sus poemas “en una clarividencia en que estalla la lógica discursiva”: no se puede apelar a un mayor racionalismo.

Por todo esto es propio exigir una lectura materialista y racionalista de la obra de Vicente Aleixandre, aunque no han faltado críticos que lo han analizado desde el irracionalísmo. Dice Casas Rigall comentando la obra de Aleixandre:

El hombre es ignorante porque desconoce la verdad auténtica de la vida, y además se ha creído todas las mentiras que la razón ha ido creando”

Aquí hay que preguntarse, ¿cuál es la verdad auténtica de la vida? La que está en el inconsciente, la que se construye sin saber leer ni escribir, la que se construye de espaldas a la razón, ¿como podemos saber lo que es la vida, sino sabemos razonar? ¿Son los sueños menos auténticos que la vigilia? Los sueños forman parte de la realidad onírica, que es parte de la realidad vital. Sigue este crítico diciendo:

“… y además, se ha creído el ser humano todas las mentiras que la razón ha ido creando.”

¿Qué mentiras? La razón no crea mentiras, al contrario, desmonta las mentiras que crean los sofistas, que convencen con un uso viciado y corrompido de la razón. La razón no sueña monstruos, no sueña nada; la razón piensa. Los monstruos los produce el irracionalísmo (las mostruosidades que ha hecho el ser humano, las ha hecho en vigilia, como los campos de concentración). Los sueños no han hecho daño a nadie, el problema es cuando el que sueña despierta y exige realidad al sueño; pero es son patologías. Somos responsables de lo que hacemos despiertos, pero no somos responsables de lo que hacemos en los sueños de los demás.

La poesía no puede interpretarse de espaldas a la razón, y es un error interpretar a Aleixandre como un poeta irracional. Dice en una de sus obras: “la poesía no es tanto un sueño como un despertad”. Esto echa por tierra todas las afirmaciones que se han hecho sobre el irracionalismo de Aleixandre.

Con la intención de desmontar el irracionalismo de Aleixandre, analizamos un poema de 1932, titulado “Instante”, que forma parte de su poemario “Espadas como labios”, de estética surrealista. El poema está escrito sin los signos de puntuación; no por ello es más irracional, ya que los signos están latentes tanto para el autor como para el lector interprete. El lenguaje del arte no se caracteriza tanto por su precisión racionalista dada a escala científica, como por su sofisticación y artificio dado a escala poética o estética.

Instante

Mira mis ojos Vencen el sonido

Escucha mi dolor como una luna

Así rondando plata en tu garganta

duerme o duele

O se ignora

O se disuelve

Forma. Clamor. Oh cállate. Soy eso

Soy pensamiento o noche contenida

Bajo tu piel un sueño no se marcha

un paisaje de corzas suspendido

A primera lectura, el poema, puede parecer incomprensible: no se sabe quién habla, no hay signos gráficos… En realidad el poema es claro y explicito: está exponiendo un monologo interior, o un autodiálogo del poeta consigo mismo, en un momento de duermevela o frontera entre el sueño y la vigilia. El poeta está queriendo dormir, pero no puede, porque bajo su piel, un pensamiento, que se adentra más allá del sueño, le inquieta.

El imperativo inicial de “mira mis ojos”, es decir, puedes ver en mis ojos lo que estoy sintiendo ( es como cuando Quevedo dice “escucho con mis ojos a los muertos”). Hay una alteración de las funciones orgánicas, semánticamente hablando.

Vencen el sonido”, los ojos son capaces de sustituir el habla. La cara espejo del alma y los ojos sus delatores

Escucha mi dolor como una luna”, es una expresión muy lorquiana, que en el caso de Aleixandre representa un astro falso, es el astro que refleja la luz solar, que él mismo no puede generar. Un cuerpo falso, depositario de dolor o de agonía que refleja una realidad inerte.

Así rondando plata en tu garganta”, es una imagen que podría suponerse levemente erótica. Un cuello iluminado con un collar de besos. Referencia física que no parece placentera porque es la imagen del dolor lorquiano de la plata que ronda tu garganta, que remite a una experiencia hiriente, a una crisis… Y el poeta quiere olvidar ese momento o superarlo “o se ignora, o se disuelve”, pero no se va…

Es una “forma” a la que quiere desposeer de la materia, para que no provoque el “clamor” en la profundidad de la noche (es un nocturno, como lo es la Desolación de la Quimera de Cernuda, o tantos otros de Juan Ramón Jiménez). En la noche, cuando la razón se silencia, atacan las preocupaciones, las inquietudes, el desasosiego, el insomnio, la neurosis, la angustia, hostigan la mente cuando la razón baja la guardia, cuando somos más débiles y estamos a merced del acoso psicológico. Cuando no se dispone de razón el ser humano se hace vulnerable.

El dolor irracional y psicológico es reincidente: “bajo tu piel un sueño no se marcha”. Ni hay forma de silenciarlo, pues ni siquiera obedece al imperativo “cállate”.
Pero el sexo solo es una experiencia engañosa, cuando va acompañado del amor o del dinero. Cuando no es así, es decir, cuando vive emancipado de esta causa (la ilusión) y de aquella consecuencia (la prostitución), el sexo es lo que realmente es: pura razón práctica. La lógica del amor se disuelve fácilmente en metáforas. La lógica del sexo se resuelve en la unión corporal humana. La poesía de Vicente Aleixandre, en contra de lo comúnmente publicado, tiene mucho más que ver con el sexo que con el amor, mucho más con la materia y el cuerpo que con cualesquier otra cuestión. Cabe preguntarse, ¿dónde están?, las construcciones amorosas del mundo contemporáneo. ¿Qué es lo que los seres humanos de hoy son capaces de hacer por amor? ¿En qué se materializa la fuerza de un amor del que tanto se habla y se escribe, y cómo se formalizan esas fuerzas? ¿Cuáles son sus obras? ¿Cuáles sus consecuencias?

Este poema interpretado desde el Materialismo filosófico puede resumirse en: “La razón nos hace fuertes”. Cuando toma el poder destruye las inquietudes. La razón es lo inteligible que permite que lo corporeo, pueda superar los acosos psicológicos. La razón le dice a las preocupaciones, ¡calla, déjame dormir!

Soy pensamiento o noche contenida”, el poema será onírico y surrealista, pero dice soy pensamiento que es algo racional, que es capaz de objetivar todo ese diseño surrealista, y darle una forma poética que resulte comunicable. Si el poeta viene a decir, “dormir es sufrir”, ese sueño coexiste con la razón, una razón doliente -valga la sinestesia -, una razón que percibe el acoso psicológico impidiendo que el ser humano resulte consumido por las preocupaciones. Si la razón no impide esto se entraría en una patología.

El poema es una declaración en favor del racionalismo humano, y en contra de las posturas que sostienen que se vive mejor renunciando a la razón, pero la irracionalidad solo desemboca en tragedia. Volvemos a la frase de Aleixandre: “La poesía no es tanto un sueño como un despertad”. No podemos reducir la vida al estado onírico, porque entonces estaríamos comulgando con las tesis de Calderón cuando dice eso de “La vida es sueño”, y que a la vigilia no hay que darle importancia, una concepción idealista y metafísica de la vida. Aleixandre no apela nunca a Dios, es pues, este poema, un alegato materialista y racionalista. La poesía, como el amor, exige la realidad; no basta con a imaginación.


Rf: Trabajo final del Mooc sobre crítica literaria de la uvigo.

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