En el prólogo de “Rebelión en la granja”, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: “si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, siempre consideré siguiendo a Orwell que la misión de todo el que escribe no es halagar a nadie, sino desnudarse y más bien aguijonear al lector, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos controvertidos. Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía. Esta melancolía se eleva exponencialmente cuando esa libertad, es manifestada en la redes sociales, pues al descubrir las ideas uno se convierte en blanco de los demás.

domingo, 14 de marzo de 2021

Desolación de la Quimera

La estirge, un ser volador de la mitología clásica
"Cuando los dioses nos quieren castigar,
nos conceden nuestras utopías".
Ashis Nandy
 
Luís Cernuda (Sevilla 1902 - México 1963), es miembro destacado de la generación del 27. Desolación de la Quimera, publicada en 1962, es una de sus ultimas obras, y uno de sus poemarios más representativo, que tiene un tono derrotista como la mayoría de la poesía del siglo XX.

No podemos salir de la realidad para interpretar la literatura, pero, para interpretar la literatura, es necesario salir del lenguaje, porque si la analizamos solo desde el punto de vista del lenguaje estamos reduciendo la literatura a la lingüística y plantear que los problemas literarios tienen ahí su solución, y en el lenguaje no está la solución de la literatura ni de los interrogantes que esta plantea. Si abandonamos la realidad estamos incurriendo en el idealismo, perdiendo de vista los criterios básicos esenciales, así como los presupuestos científicos a los que hemos de acudir para explicar lo que es un texto literario, para buscar las respuestas que de él podemos dar. Definimos literatura como un sistemas de ideas objetivadas formalmente en una serie de materiales literarios que son: autor, obra literaria, lector, e interprete o tranductor.

Para analizar un texto hemos de situarlo dentro de la genealogía de la literatura por la naturaleza de sus ideas y por la forma que tales ideas se objetivan. Una teoría literaria siempre tiene que dar cuenta de los materiales sobre los que está construida; siempre ha de estar en la realidad. Por lo tanto, la primera cita que un interprete tiene con una obra literaria es situar su genealogía: un proceso sistemático y lleno de incidencias dentro del cual es posible distinguir cuatro grandes familias o genes literarios.

La razón es una facultad humana que nos permite interpretar la realidad de forma compartida y solidaria. Nadie puede razonar de espaldas a los demás, porque si cada uno nombra las cosas desde un punto de vista no compartido, desde un lenguaje no compartido, la realidad es incomunicable. Por eso la razón es el código que permite que los seres humanos puedan compartir el conocimiento en el que viven. El ser humano es un ser social con implicaciones políticas, y no se puede ir en contra de la razón humana porque esta nos permite mejorar.

Para hablar de genealogía, hemos de hablar primero de los saberes literarios, porque la literatura es una realidad que contiene conocimientos, y cuando nos relacionamos con ella adquirimos conocimientos. La literatura no tiene como único objetivo el placer, es algo más complejo que exige un conocimiento, y a la razón, le exige, una interpretación que ha de ser humana, como lo es su creación (no es debida a ningún tipo de dios). La razón también conoce que la ficción forma parte de la realidad.

Los saberes literarios se organizan conforme a los:

  • Tipos de conocimiento

    • Prerracionales. Previos a la razón. E Irracionales. Construidos de espaldas a la razón.

    • Racionales. Si se transmiten de manera sistemática, causal y lógica, además de estar sometidos a la objetivación de los criterios sobre los cuales se fundamentan.

  • Modos de conocimiento

    • Críticos. Ofrecen valores y contravalores, categorías de calidad, entre una serie de elemento frente a otros. Esto implica un enfrentamiento entre referente y entre valores, de tal manera que, en referencia a un determinado contexto, unos se consideran más valiosos que otros. Lo crítico es siempre el ejercicio de una dialéctica como figura gnoseológica (teoría del conocimiento).

      Definimos la dialéctica como aquella figura gnoseológica que exige la interpretación de una idea tomando como referencia la idea contraria, y siempre a través de una idea correlativa a ambas (Si analizamos la pobreza en relación a la riqueza, tenemos que hacerlo a través de una idea correlativa a ambas que puede ser el dinero, la calidad de vida, el nivel cultural…).

    • Acríticos. Los que no se someten a ningún proceso dialéctico.

Combinadas las variante de los saberes literarios tenemos un conjunto de 4 conocimientos literarios que están en la base de la genealogía de la literatura:

  1. Literatura primitiva o dogmática.

    • Se basa en conocimientos previos a un desarrollo de la razón.

    • Y son acríticos. No están sometidos a un análisis dialéctico.

    Es el caso de la Biblia. El pasaje donde Moisés separa la aguas del mar Rojo, es algo que solo se puede dar en una sociedad que no alcanza el concepto de razón, que posteriormente hemos alcanzado. Se puede apuntar que después existe una literatura fantástica (hablaremos después de esto). La literatura primitiva o dogmática se basa en conocimientos típicos y definitorios de una sociedad primitiva y dogmática como son la magia, la religión, la técnica y el mito.

    La razón humana se configura con el pensamiento presocrático (siglos V, VI antes de nuestra era), y sobretodo con Platón que es el artífice de la filosofía moderna. Hay que subrayar que la razón siempre ha sido políticamente débil, nunca se ha instalado con a misma fuerza que otros elementos que suelen ser enemigos de la razón. Desde Freud se nos ha dicho que la razón reprime, cuando es todo o contrario: la razón suele estar mucho más reprimida que la sinrazón, ya que está condicionada por numerosos factores que la entorpecen, la política, la religión, la ideología… Basta pensar el la guerras mundiales o en el saqueo de la biblioteca de Alejandría en el año 490.

  1. Literatura crítica o indicativa. Si combinamos la razón y la crítica. Estamos ante una sociedad cuyos conocimientos:

    1. Ya no son la magia.

    2. La religión se racionaliza e incorpora la filosofía, lo han hecho todas las religiones pero la que más el catolicismo. El racionalismo religioso es idealista, frente al racionalismo científico que es materialista; es ahí donde surge la discrepancia entre religión y ciencia.

    3. No es el mito.

    4. La técnica se desarrolla en relación al método científico.

El ejemplo más claro de literatura crítica e indicativa es el Quijote

  1. Literatura programática o imperativa. Responde a un programa y a una exigencia racional, que se construye con la razón, pero contra ella. Es racionalista y acrítica. No quiere decir que no haya crítica, la hay, pero solo sobre lo que interesa criticar, y a su vez se critica para preservar que se critique lo que no interesa. La sofistica, es lo que domina en la crítica.

    • Si el mito se somete a una estructura racional pero acrítica se convierte en una ideología, con fundamento racionales pero en absoluto críticos consigo mismo. La ideología es un conjunto de creencias que definen al individuo en tanto que pertenece a un grupo social, y define al grupo, en tanto que se enfrenta y opone a otros grupos, siempre desde argumentos sofísticos que son racionales, pero que detienen su racionalidad ante sus fundamentos. Critican todo menos su dogma, que si se discutiera se desmoronaría.

    • La magia relacionada acríticamente da lugar a la seudociencia y a la proliferación de todo tipo de discursos acríticos (libros de autoayuda, creencias… Un psicologismo galopante).

    • Si la religión se enfrenta a la razón de un modo acrítico, ausente de filosofía. Es una teología, que nunca irá en contra de sus dogmas.

    • La técnica cuando se somete a un desarrollo racional y acrítico, da lugar a la tecnología, que lo mismo sirve para fabricar un coche, que para gasear a seres humanos.

      Serían ejemplos de literatura programática o indicativa, la que construyen los poetas sociales, o escritores comprometidos como Saramago, o Beltort Brech, que remiten siempre a utopías. Estamos hablando de ideología no de política, que es la administración del poder.

  1. Literatura crítica y con conocimientos previos a la razón, o que, por una determinada estética, los simula. Es donde podemos ubicar la “Desolación de la Quimera” de Cernuda.



Desolación de la Quimera

En el poemario, compuestos entre 1956 y 1962, la protagonista es una figura mitológica de piedra (es eviterna, tiene principio pero no fin; su duración no es temporal). Ha contemplado que en el transcurso de la humanidad las cosas han cambiado tanto que, lo que era inicialmente la poesía, nada tiene que ver con lo que es hoy. En pues una idea crítica de la poesía contemporánea. Podríamos decir que Cernuda fue un hombre desterrado políticamente, que lo fue en el espacio y en el tiempo, ya que fue un posromántico tardío, al que podríamos comparar con Rilke, que muere cuando Cernuda tenía 24 años.

Como hemos dicho es un poemario crítico y prerracionalista, una literatura sofisticada reconstructivista, porque, desde la razón, reconstruye una idea de la sinrazón. El irracionalismo de la literatura es siempre de diseño racional (si habláramos del surrealismo que se ha exhibido siempre como una de las manifestaciones irracionales de la creación literaria, como una liberación interior del ser humano, eso es un invento: el surrealismo es una construcción artística que simula ser irracional, pero que su diseño es absolutamente racional (la locura no es una forma superior de racionalismo, sino un racionalismo sofisticado, reconstructivista de diseño). Cuando se habla de surrealismo, de vanguardias, de arte irracional, de los Cantos de Maldoror, como si se tratara de una obra irracional, ese irracionalismo es de diseño, una construcción racional, como lo es la locura de don Quijote, un diseño racional de Alonso Quijano, bajo la influencia literaria de Miguel de Cervantes. Los locos reales no existen en la literatura.

En la Desolación de la Quimera nos encontramos con una interpretación psicologista del mito. El autor no cree en el mito pero lo reconstruye psicológicamente para deleitarnos o para objetivar una crítica de la realidad contemporánea.

Hay un sobrenaturalismo porque la magia se convierte en algo que dota a la naturaleza de potencias y facultades sobrenaturales: una piedra habla, solloza; los desiertos y la luna mantiene relaciones antropomorfas. Esto es recrear, reconstruir mediante la proyección de facultades humanas, muy cuerdas.

También hay un animismo evidente, la religión se convierte en algo dotado de animosidad. Y la técnica da lugar a una reconstrucción, se utiliza lo genuino, lo antiguo, para, desde una concepción moderna, darle un nuevo sentido.

Es una literatura crítica indicativa que no tiene nada que ver con la literatura primitiva o dogmática, aunque comparta elementos de época, y en absoluto con la literatura programática o imperativa.

Es un poema de unos noventa versos. Podemos ver sus características desde los ejes del espacio antropológico:

  • Eje circular o humano. Los seres humanos y sus relaciones entre sí. Una característica de este poema es que no hay seres humanos. Solo está el poeta contemporáneo y siempre para desacreditarlo y desmitificarlo, lo cual nos hace ver que Cernuda no se identifica con sus colegas. Se siente diferente a ellos y no es solo una cuestión de sentimientos, es de forma de vida, de interpretar la política (muchos de sus colegas se quedaron en España, y se identificaron con el franquismo, mientras que él vivió el destierro).

  • Eje radial o de la naturaleza. La presencia de la naturaleza dentro del ámbito territorial humano ocupa en el poema un lugar fundamental. Es una naturaleza muerta, desertizada, baldía, que recuerda los “Cuatro cuartetos” de Eliot, de uno de cuyos versos procede el título, “Desolación de la Quimera”.

  • Angular o religioso. Que puede estar constituido por númenes, mitos, o referentes teológicos. Aquí no hay ningún referente teológico, sin embargo los numinosos, amalgamados con los míticos son muy numerosos. El de mayor presencia es la figura protagonista, la Quimera, que es una figura mítica con componentes zoomorfos, como garras de león, cola de ave, y antropomorfos, como el rostro de mujer; un producto genuino del mundo greco latino, con antecedentes en la esfinge de Egipto.



En el verso tercero se dice, “sobre el azul tan claro de la noche”. Vemos que es un nocturno, propio de romanticismo (tiene su antecedente en los conciertos breves que se daban en verano al aire libre de la noche. Es de ahí de donde pasan a la literatura), forma muy importante pero que sorprende que en 1961 aún tenga vigencia.

La figura de la luna que adquiere visiones numinosas y antropomorfas en su diálogo con la Quimera, remite constantemente al nocturno. Comienza en el ocaso con “Todo el ardor del día acumulado en asfixiante vaho...”, que muestra un espacio desértico y un tiempo nocturno.

Restos de bestias en medio de un osario”, como si fuera un cementerio abierto; “en la distancia huyen los chacales”, los carroñeros; “no hay agua, fronda, matorral ni césped”, todo desolado, un escenario nihilista; y se se representa a la Quimera mutilada, “como muñón desecha el ala, los pechos y las garras el tiempo ha mutilado, el hueco de la nariz desvanecida, en la desolación, la muerte de las aves obscenas que se nutren”, son versos sucesivos que nos remiten a un paisaje en descomposición. Y de nuevo aparece la luz lunar, el nocturno es claro. Y destaca la voz femenina de la Quimera, destacando la estructura dramática del poema.

Las dos primeras estrofas y las dos últimas podría considerarse como una acotación; las demás, las que están en medio de estas, constituyen un monologo versificado intensamente dramático de la figura protagonista del poema, la Quimera, dotada de competencias antropomorfas. Es un larguísimo lamento que podría llevarse a escena, porque contiene todos los elementos de acotación y de monólogo, texto espectacular y literario de obra dramática (Samuel Becker, tiene composiciones dramáticas mucho más simples y más breves).

Veamos las ideas que se pueden objetivar en el poema: lo que dice, y por qué lo dice.

Es una reconstrucción desde el racionalismo contemporáneo, de una figura de una época donde la razón no funciona como en el momento de escribir el poema. Sabemos que no hay quimeras, como no hay extraterrestres, que cuando los formalizamos lo hacemos a modo humano. En la Quimera hay una cabeza humana, hay unas garras de león y una cola de ave. La razón diseña, con el racionalismo de una cultura primitiva y dogmática, una figura mítica que es consciente que no existe, pero a la que le atribuye una funcionalidad. Cernuda lo hace para involucrarla en el mundo contemporáneo. La dota de voz y habla la Quimera, y dice que los poetas están desnaturalizados, que la poesía no tiene contenido ni valor, no tiene vitalidad porque los poetas están preocupados de su vida cotidiana, de tener un puesto en la academia, “Mejor les va sillón en academia”, que se preocupan de su actividad curricular. Una manifestación clara de Cernuda en contra de la poesía de su tiempo, que rompe también la imagen homogénea de la generación de 27, que muchos ha querido afirmar ocultando profundas diferencias. Con esto podemos ver que el poema está también implicado en lo que es la literatura crítica o indicativa, aunque el formato más profundo sea el de la primitiva o dogmática.

El concepto del ser humano que hay en el poema es noble, se habla bien del hombre; le dice el verso 39: “Cuando el hombre es hermoso, en él cuánta delicia”. No cabe duda que es un canto de la vida humana; la misantropía de Cernuda se detiene ante la evidencia de los valores humanos a pesar de su pesimismo.

En la Antología de Gerardo Diego, habla Cernuda y dice: “No sé nada, no quiero nada, no espero nada, y si aún pudiera esperar algo, solo sería morir allí donde no hubiera penetrado esta grotesca civilización que envanece a los hombres”. Esto solo quiere decir que Cernuda no ha adaptado a esta civilización, que es mala para él, dejando claro que el autor no se siente integrado en el grupo, en el que otros lo han involucrado. En boca de la Quimera reprocha a sus colegas poetas muchas de las cosas con las que no se identifica, “Los poetas, ningún encanto encuentro en ellos...” A partir de ahí viene el reproche que va sobre el modo de hacer poesía, pensando en sus intereses particulares, y plantea una idea y un concepto de poesía sobre la que hay mucho que discutir y por supuesto explicar. Considera que lo genuino de la poesía está en un mundo antiguo, porque el mundo moderno con su prosaísmo, con su mecanicismo, con su cientificismo, con sus intereses prácticos, políticos, ideológicos y económicos, ha destruido la esencia de la poesía y de lo que la literatura es y debe ser. Cernuda plantea retraerse a un tiempo donde estas exigencias no estén tan presentes y ahoguen el dinamismo de la creación artística.

Esto tiene una explicación. Cuando decíamos que Cernuda es un autor posromántico tardío, que está en consonancia con Rilke, entre otros, se quiere decir que entre 1980 y 1920, habría tenido su poesía una luz mucho más propia y original que la tuvo entre sus colegas, sin desmerecer la que tenga ahora (son muchos los autores que se conocen muchos años después de aparecer su obra. El propio teatro de Cervantes no se ha conocido hasta las últimas décadas y por un público académico). Hablamos de 1880 a 1920, porque el siglo XIX desarrolló avances científicos encaminados a dominar al ser humano en el ejercicio de sus actividades profesionales; la revolución industrial supedita al ser humano a las exigencias de un mercado productivo e industrial que anula muchas de sus capacidades. Es cuando aparecen una serie de programas individuales y reconstructivistas, elaborados por las ciencias humanas y sociales por figuras como Nietzsche, Marx, Haidergard, Froid, que desconfían enormemente de la ciencia; de hecho el pietismo que es una tradición ultraprotestante generada en Alemania, en la que el propio Kant encuentra sus raíces, siempre desconfió de la ciencia, al considerar que la razón no lo puede explicar todo, y que la razón abusa cuando se trata de organizar la vida de los seres humanos. Ese es el gran reproche que el romanticismo establece a la ilustración: sus excesos. Esto se reproduce de nuevo en el período de 1880 a 1920, cuando el racionalismo se hace muy poderoso, sobretodo en la industria y en la ciencia, suponiendo una fuerte opresión al ser humano.

La Desolación de la Quimera, concluye con dos estrofas que podemos considerar como dos acotaciones, donde se plantea un retrotraerse, una regresión al mundo antiguo. Versos que nos remiten a un poema de la literatura inglesa, de William Blake, La voz del viejo bardo, que igualmente sitúa en un mundo antiguo los verdaderos valores de la poesía.


Muda y en sombra, parece la Quimera retraerse
A la noche ancestral del Caos primero;
Mas ni dioses, ni hombres, ni sus obras,
Se anulan si una vez son: existir deben
Hasta el amargo fin, perdiéndose en el polvo.
Inmóvil, triste, la Quimera sin nariz olfatea
Frescor de alba naciente, alba de otra jornada
Que no habrá de traerle piadosa la muerte,
Sino que su existir desolado prolongue todavía.

En toda esta retórica, eso de volverse al “caos primero”, implicaría renunciar al lenguaje, por lo tanto no puede ser otra cosa que una broma, ¿qué poeta va a querer renunciar al lenguaje? Si todo es un caos, no hay nada. Como idea no puede tomarse en serio, los dioses de los poetas no se corresponden con los dioses de los filósofos; por eso las palabras de los poetas exigen ser interpretadas desde la verdadera filosofía; los poetas juegan con las ideas, y los filósofos las explican racionalmente.

Hay otro poema de Rilke, Autocelebración, con el que La Desolación de la Quimera tiene una estrecha relación, que representa claramente la actitud que los poetas, en torno a 1880-1920, tenían de una idea absolutista de razón, que podríamos considerar incluso una idea inhumana de razón o un uso inhumano del racionalismo, porque no se puede razonar para destruir… En este poema se expresa literariamente lo que se piensa del uso irracional de la razón. Dice el poema:


La palabra del Hombre me da miedo.

Todo lo dice clara y puramente:

Esto se llama casa, aquello perro,

y aquí está el principio y allí el final.


Temo sus sentidos, su burla lúdica,

pues lo que fue y será, todo lo sabe;

ni una montaña es capaz de admirar;

su jardín y sus bienes con Dios lindan.


Resistiré, os lo advierto: alejaos.

Dulce canto de las cosas… que escucho.

Vosotros las tocáis yertas y mudas.

Y me priváis de ellas para siempre



Desolación de la quimera»

Todo el ardor del día, acumulado
En asfixiante vaho, el arenal despide.
Sobre el azul tan claro de la noche
Contrasta, como imposible gotear de un agua,
El helado fulgor de las estrellas,
Orgulloso cortejo junto a la nueva luna
Que, alta ya, desdeñosa ilumina
Restos de bestias en medio de un osario.
En la distancia aúllan los chacales.

No hay agua, fronda, matorral ni césped.
En su lleno esplendor mira la luna
A la Qui academia mera lamentable, piedra corroída
En su desierto. Como muñón, deshecha el ala;
Los pechos y las garras el tiempo ha mutilado;
Hueco de la nariz desvanecida y cabellera,
En un tiempo anillada, albergue son ahora
De las aves obscenas que se nutren
En la desolación, la muerte.

Cuando la luz lunar alcanza
A la Quimera, animarse parece en un sollozo,
Una queja que viene, no de la ruina,
De los siglos en ella enraizados, inmortales
Llorando el no poder morir, como mueren las formas
Que el hombre procreara. Morir es duro,
Mas no poder morir, si todo muere,
Es más duro quizá. La Quimera susurra hacia la luna
Y tan dulce es su voz que a la desolación alivia.

»Sin víctimas ni amantes. ¿Dónde fueron los hombres?
Ya no creen en mí, y los enigmas que yo les propusiera
Insolubles, como la Esfinge, mi rival y hermana,
Ya no les tientan. Lo divino subsiste,
Proteico y multiforme, aunque mueran los dioses.
Por eso vive en mí este afán que no pasa,
Aunque pasó mi forma, aunque ni sombra soy;
Afán que se concreta en ver rendido al hombre
Temeroso ante mí, ante mi tentador secreto indescifrable.

»Como animal domado por el látigo,
El hombre. Pero, qué hermoso; su fuerza y su hermosura,
Oh dioses, cuán cautivadoras. Delicia hay en el hombre;
Cuando el hombre es hermoso, en él cuánta delicia.
Siglos pasaron ya desde que desertara el hombre
De mí y a mis secretos desdeñoso olvidara.
Y bien que algunos pocos a mí acudan,
Los poetas, ningún encanto encuentro en ellos,
Cuando apenas les tienta mi secreto en en ellos veo hermosura.

»Flacos o flácidos, sin cabellos, con lentes,
Desdentados. Ésa es la parte física
En mi tardío servidor; y, semejante a ella,
Su carácter. Aun así, no muchos buscan mi secreto hoy,
Que en la mujer encuentran su personal triste Quimera.
Y bien está ese olvido, porque ante mí no acudan
Tras de cambiar pañales al infante
O enjugarle nariz, mientras meditan
Reproche o alabanza de algún crítico.

»¿Es que pueden creer en ser poetas
Si ya no tienen el poder, la locura
Para creer en mí y en mi secreto?
Mejor les va sillón en academia
Que la aridez, la ruina y la muerte,
Recompensas que generosa di a mis víctimas,
Una vez ya tomada posesión de sus almas,
Cuando el hombre y el poeta preferían
Un miraje cruel a certeza burguesa.

»Bien otros fueron para mí los tiempos
Cuando feliz, ligera, hollaba el laberinto
Donde a tantos perdí y a tantos otros los dotaba
De mi eterna locura: imaginar dichoso, sueños de futuro,
Esperanzas de amor, periplos soleados.
Mas, si prudente, estrangulaba al hombre
Con mis garras potentes, que un grano de locura
Sal de la vida es. A fuerza de haber sido,
Promesas para el hombre ya no tengo.»

Su reflejo la luna deslizando
Sobre la arena sorda del desierto.
Entre sombras a la Quimera deja,
Calla en su dulce voz la música cautiva.
Y como el mar en la resaca, al retirarse
Deja a la playa desnuda de su magia,
Retirado el encanto de la voz, queda el desierto
Todavía más inhóspito, sus dunas
Ciegas y opacas, sin el miraje antiguo.

Muda y en sombra, parece la Quimera retraerse
A la noche ancestral del Caos primero;
Mas ni dioses, ni hombres, ni sus obras,
Se anulan si una vez son: existir deben
Hasta el amargo fin, perdiéndose en el polvo.
Inmóvil, triste, la Quimera sin nariz olfatea
Frescor de alba naciente, alba de otra jornada
Que no habrá de traerle piadosa la muerte,
Sino que su existir desolado prolongue todavía.

 

Rf: Trabajo final del Mooc sobre crítica literaria de la uvigo.

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