Parece
que del personaje de don Quijote no podemos decir nada malo, que está
prohibido, y sin embargo es un personaje espeluznante, con una locura
y una idea de justicia medieval, especialmente al comienzo de la novela,
donde arremete contra todo con ímpetu de adolescente. Don
Quijote
es un personaje ridículo, su comportamiento está por debajo de lo
convencional, y con
frecuencia, impone la paz a fuerza de golpes, con violencia. La
paz aristotélica (si quieres la paz, preparate para la guerra); don
Quijote, como Aristóteles, tiene una idea política de la paz,
frente a la paz religiosa de Erasmo, que dice que ésta se consigue
dialogando, algo parecido a lo de la Alianza de Civilizaciones que
hoy día algunos defienden, que afirma
que la realidad está hecha de palabras, ¡como
si la gente se entendiera hablando! Don Quijote es muy agresivo y
Cervantes como narrador, interpreta sus hechos con cierto humor, con
mucha ironía (tanta ironía como la del preso aquel que pregunta a
su carcelero que cuando lo iban a ahorcar, a lo que éste
le contesta que el lunes, y
dice el preso resignado y con ironía, ¡buena
forma de empezar la semana!); es un humor negro, ese
tipo de humor, no siempre
negro, está presente en el Quijote, donde el sujeto que interpreta
la experiencia cómica es el protagonista, que
parece reírse de sí mismo,
de sus propias miserias. Esto si es una característica típica del
Quijote, obra que es además tremendamente crítica y a la vez optimista.
A
medida que se va desarrollando la obra, don Quijote se va aproximando cada
vez más al racionalismo contemporáneo, pero al comienzo es un
verdadero psicópata, es un individuo que sufre (sufre como personaje
literario), un individuo que experimenta trastornos deliberados de
personalidad, o al menos los finge (se cree el Marqués de Mantua,
Baldovino, confunde al cura de su pueblo con el Arzobispo Turpín,
que es uno de los sacristanes de Carlomagno). En la segunda parte ya esto no le
ocurrirá más.
Don
Quijote desde el comienzo tiene un móvil que no abandonará hasta su
muerte: actuar como alguien que imparte justicia conforme a un modelo
de justicia totalmente anterior a la constitución de los estados
nacionales; es un ser perturbado, un justiciero propio de una sociedad preestatal
pero que aparece y actúa en el seno de una sociedad estatal, en una sociedad
moderna.
Don
Quijote tiene una mente medieval si bien embellecida por la
literatura. La literatura es una cosa muy peligrosa tomada en serio,
porque la gente se la puede creer, que es lo que le pasa a don
Quijote que se cree un caballero andante, considerando que lo que lee
en los libros de caballería es verdad, y la literatura no dice
verdad, la literatura no es conocimiento, no es ciencia, la
literatura es ficción, es arte; pero es que la literatura tampoco
cuenta mentiras. La mentira y la verdad nada tienen que ver con la
ficción. En el siglo XVII se toma como referencia que lo que dice la
historia es verdad y lo que dice el poeta es mentira. La cuestión es
que don Quijote se toma en serio los libros de caballería, que es
una forma de literatura totalmente sofisticada o reconstructivista, o
sea, un mundo que jamás existió. Relaciona idealmente una
literatura extraordinariamente fantástica y maravillosa que
reconstruye de forma ideal. Don Quijote se nutre de esa clase de
hechos, y se nutre de la idea en virtud de la cual puede ejercer la
justicia en el contexto de un estado nacional, que ya tiene su propio
aparato de justicia.

En
la liberación de los galeotes don Quijote se enfrenta a los
guardias,
la Guardia Civil de entonces, y les exige que suelte a los presos,
que nadie tiene derecho a quitar la libertad de nadie. Maneja una
idea de libertad posmoderna, rusoniana, “el hombre es libre por
naturaleza”; una idea ridícula -y más en aquellos tiempos -,
cuando la realidad es
que nadie
es libre por naturaleza, y la libertad hay que ganarla con esfuerzo.
Cuando los
libera, Sancho le advierte que lo que ha hecho es un delito y le dice
que lo mejor que puede hacer es ocultarse de la Inquisición en
Sierra Morena, y don quijote que es muy inteligente y no siempre
está
loco, le dice:
-...porque
no digas que soy contumaz y que jamás hago lo que me aconsejas, por
esta vez quiero tomar tu consejo y apartarme de la furia que tanto
temes…
Furia
que tanto teme Sancho, y que él que no está loco, también la teme.
Hay una racionalidad que don Quijote nunca pierde de vista: que
siempre responde a sus objetivos.
El
episodio más cínico del Quijote es el del vaciyelmo.
Es la única vez que
llueve en la novela, que caen unas gotas. Ve acercarse por los llanos
de la Mancha a un barbero que va de un pueblo a otro metido en su faena. El barbero decide
cubrirse de la lluvia poniéndose la vacía en la cabeza. Don Quijote
en su locura lo confunde con un caballero cubierto con su yelmo, que
con las gotas y el tímido sol reluce como el oro. ¿Como el oro? No.
Es de oro a ojos de nuestro héroe. Es el Yelmo de
Mambrino, que ha de arrebatarle en descomunal batalla. Arremete
contra el barbero que huye despavorido y se hace con el yelmo. Una
escena ridícula carnavalesca. El punto álgido de esta aventura lo
tiene poco después en la venta de Palomeque, en la que se reúnen,
los cuadrilleros, Fernando, Luscinda, Dorotea, el cura, el barbero
Maese Nicolás y aparece también el barbero al que arrebató la
vacía. Por alargar la burla todos le siguen el juego y dicen a una
que eso no es vacía sino yelmo… Y se lía la gresca en la que
también se discute si el botín, con el que Sancho se hizo en la
pelea, es albarda o jaez. La ilusión óptica termina cuando
intervienen los cuadrilleros y dicen que todo esto es una
tomadura de pelo. A partir de esta burla, la locura de don Quijote
comienza a ser compartida por sus amigos que le siguen el juego. La
locura del “yo” pasa al juego del “nosotros”.
Don Quijote fracasa en
todas sus empresas. Pese a
que el Quijote siempre ha enamorado a los idealistas, es a ellos a
quien paradógicamente critica, a todos los idealismos. Don Quijote
siempre fracasa. Cervantes parece advertirnos que los idealismos no
conducen a nada, que es una perdida de tiempo, incluso que pueden
llegar a ser peligrosos -eso
la historia lo ha demostrado con creces
¿Pero y si don
Quijote no está loco, sino que está jugando para divertirse, para
vivir?
Episodio de la muerte de
don Quijote. Cervantes no quiere ridicularizar la muerte de don
Quijote pero tiene que matarlo para que Avellaneda no saque la 4ª
parte, que no sabe y teme por donde podría salir, pues Cervantes
conoce que “el Avellaneda” ha interpretado perfectamente su
mensaje. Así Cervantes, en la muerte de don Quijote, restaura la
racionalidad de éste, que vuelve a ser Alonso Quijano, de la misma
manera que el licenciado Vidriera recupera la razón a través de un
fraile que le hace volver a la sensatez. En este caso don Quijote,
Alonso Quijano, volviendo a la razón política, decide hacer
testamento, y conforme a la razón teológica se confiesa y
encomienda su alma a Dios, Una muerte totalmente racional y
contemplando las facetas de la razón de su tiempo; es como vivir en
la inocencia, pero no en la ignorancia.
No muere en ridículo aunque
antes haya protagonizado muchas situaciones ridículas. La locura de
don Quijote tiene sus explicaciones más visibles en la génesis y en
la clausura, en el nacimiento y en la muerte, en el momento inicial y
en el final, aunque cuando éste nace ya Alonso Quijano tenga más de
50 años. Aquí es donde más claramente encontramos las clave de su
locura, don Quijote se fanatiza leyendo libros de caballería
(cuantas personas se fanatizan con otras cosas, hasta leyendo tuit en
las redes sociales. Esto ocurre porque consideran que en estas
figuras están objetivadas las claves de su vida). Así el hecho de
que alguien enloquezca leyendo libros de caballería no es tan ajeno
como pudiera parecer, ya que el leer de forma aséptica no todo el
mundo lo consigue. No es lo mismo leer un libro de aventuras, que
tras leerlo, creerse el héroe de esas aventuras. Dice el cap. 1:
“En resolución, él se
enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo
de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco
dormir y del mucho leer se le secó el celebro, de manera que vino a
perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía
en los libros,”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario