En el prólogo de “Rebelión en la granja”, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: “si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, siempre consideré siguiendo a Orwell que la misión de todo el que escribe no es halagar a nadie, sino desnudarse y más bien aguijonear al lector, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos controvertidos. Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía. Esta melancolía se eleva exponencialmente cuando esa libertad, es manifestada en la redes sociales, pues al descubrir las ideas uno se convierte en blanco de los demás.

lunes, 19 de abril de 2021

La novela pastoril


La novela pastoril es que es un género convencional y, a la vez, artificioso o sofisticado que se da en la segunda parte del siglo XVI. Pertenece a lo que el materialismo filosófico llama la novela sofisticada reconstructivista, un género traído de la literatura clásica greco-romana, o bucólica, al siglo XVI, en el que se inserta con todos los ingredientes críticos de la realidad contemporánea. La dialéctica que introduce es un confrontación del idealismo pastoril con la realidad crítica de su tiempo, los valores, la ideología, la política, la poética, hasta demostrar que ese idealismo del mundo pastoril es completamente insoluble en esa época. Cervantes en su literatura practica este enfoque dialéctico y, algunas veces, de forma dramática.

En el mismo año que nació Cervantes se publica la traducción española de La Arcadia, novela pastoril renacentista, escrita por Jacopo Sannazaro, que fue un impulso de la literatura bucólica del mundo clásico. Es una obra de 1504 que se traduce al español medio siglo después, con una gran influencia en toda la literatura pastoril posterior, sobre todo en la mediterránea, pues Europa estaba aún por hacer, pues es España el primer estado que se constituye en Europa. No se trata de un género creativo, sino recreativo, una literatura de consumo, que no aporta nada nuevo hasta Cervantes.

Cervantes introduce una serie de alteraciones en todo el género que toca que resulta transformado. A partir de él ya no se podrá reproducir de la misma manera, en las mismas condiciones que antes de que Cervantes metiese la pluma. Después del Quijote es imposible leer con el mismo sentido cualquier libro de caballería; después de La Galatea es imposible escribir una novela pastoril que resulte original; nadie puede superar la originalidad de Cervantes. La incorporación de la prosa cambia de tal manera la narración bucólica que adquiere unos dinamismo y unos componentes que no estaban diseñados en la genealogía primigenia del género (valga esta paronomasia). Así en la segunda mitad del siglo XVI tenemos dos modelos de literatura pastoril, la Arcadia y los siete libros de Diana de Jorge de Montemayor, una obra que tuvo un éxito enorme.

Las características, de este tipo de novela presente en el Quijote debidamente transformada, son:

  • Una acción completamente intrascendente, sin ni causas ni efectos. Son coloquios entre pastores, requiebros amorosos, canciones, en los que se mezcla lo costumbrista, lo bucólico, la naturaleza con los ideales del Renacimiento, paz y amor.

  • El bucolísmo es el telón de fondo, junto a la mitología clásica y el paganismo grecolatino. Tengamos en cuenta que Cervantes en La Galatea, como en toda su obra, insiste en la preservación de la literatura frente a la religión.

Dentro de esta dimensión paradigmática del género, la novela pastoril, mantiene una dialéctica no solo con la realidad contemporánea, sino también con otros géneros literarios, como motor de todos ellos, también como génesis, porque algunos aparecen por la toma de conciencia de una nueva realidad, como son lo casos de, La Diana enamorada de Gaspar Gil Polo, donde toda la filosofía neoplatónica que esencialmente caracteriza al genero novela pastoril, poco a poco, queda reemplazada por un estoicismo renacentista, en el que se sitúan los personajes para afrontar los conflictos que se dan en ella. La Diana de Jorge de Montemayor que se caracteriza por incluir elementos caballerescos en la novela pastoril, añadiendo más sofisticación a un género ya de por sí sofisticado y reconstruido, que delata la connivencia de la novela de caballería con la novela pastoril, y que parece retrotraerla a una condición arcaizante del propio género. El pastor de Fílida de 1582 de Luís Gálvez de Montalvo, que introduce componentes autobiográficos en la novela pastoril.

La literatura arcádica pastoril representa la síntesis de dos tradiciones literarias grecolatinas, por una parte la novela bizantina o de aventuras de origen griego, y por otro la novela renacentista italiana, en la línea de Boccaccio; novela corta que está presente en el Quijote con las historias de Cardenio , Luscinda, Dorotea y Fernando, donde los personajes atraviesan conflictos sentimentales duros y amargos que finalmente se resuelven de manera feliz.

Cervantes la primera obra que publica es La Galatea, una novela pastoril desde el punto de vista del paradigma de la novela pastoril de la que arranca, pero en su desarrollo, construcción e interpretación exige mucho más que esta. La Galatea es superior a una novela pastoril porque transforma su panorama como género literario, lo mismo que ocurre con los relatos pastoriles insertados en el Quijote, como los episodios de Grisóstomo y Marcela, y el de los cabreros donde don Quijote pronuncia el discurso de la edad de oro, episodios que toman como referencia el paradigma de la novela pastoril para transformarla, subvertirla y superarla, con la incorporación de nuevos materiales literarios. La Galatea está saturada de páginas negras en las que la violencia, el crimen, la muerte, están presentes, algo que no existía en la novela pastoril anterior a Cervantes. Dice Rey Hazas hablando de las transformaciones de Cervantes:

“… muertes, raptos, asolamientos, incluso la violación de una recién casada, que acentúan la quiebra del sosegado mundo pastoril que entra así en contacto con la más cruda realidad...”

El idealismo cede ante las presiones de la realidad, con la idea principal de toda la obra cervantina de que los idealistas son incompatibles con la realidad. Ser compatible significa desarrollar un inteligencia crítica frente a esa realidad, que la que habita y que él mismo construye. Un mensaje que repetirá en su obra, unos años después, Baruch Spinoza.


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