
Inés
y la alegría, novela de Almudena Grandes, cuenta la historia de la
invasión del Valle de Arán, que tuvo lugar entre el 19 y el 27 de
octubre de 1944, por parte de un ejército de guerrilleros que se
propusieron liberar a España, una asombrosa y quijotesca hazaña,
tan grande, tan ambiciosa, tan importante como para poder aceptar sin
estupor que sea, al mismo tiempo, tan desconocida. Si, una operación
militar desconocida por la mayoría de los españoles porque fue la
consigna que el gobierno de Franco impuso “si no se habla no ha
existido”. No existió para las autoridades franquistas, pero
tampoco para la dirección de PCE, ya que Jesús Monzón Reparaz,
responsable político de la operación, se había hecho con las
riendas de PC a base de talento y ambición, pero sin la autorización
de Pasionaria y toda la cúpula del partido que estaban en el exilio
dorado de Rusia.
Una novela irrefrenable, sobre mujeres y
hombres que lucharon con convicción por recuperar su país,
sobrevivieron luego en el exilio y regresaron, tras la muerte de
Franco, a una España desconocida e indiferente con su modesta
epopeya.
Inés
y la alegría es el primero de los Episodios de una guerra
interminable, un proyecto narrativo integrado por seis novelas
independientes, que comparten un mismo espíritu y rinden homenaje a
los Episodios Nacionales de Pérez Galdós. A diferencia de estos,
los Episodios de Almudena Grandes no aspiran a relatar grandes
batallas, sino a reconstruir, desde la ficción, historias reales
igual de heroicas, pero mucho más modestas, de la posguerra, los
«momentos significativos» de la resistencia antifranquista. Añado, porque es necesario tenerlo en cuenta, que además de buena literatura, como todas las obras de Almudena, tiene un enfoque programático, por lo que la crítica pierde sustancia.
Personalmente
es una de las novelas que más me ha gustado de Almudena Grandes, y he
recordado unos pueblos por los que, en mi formación, en el año 74,
sufrí, entre masías y palleses, una “supervivencias” que superé
gracias a los guindos de la Seu y un buen trozo de tocino del
pueblo oculto en el culo de la mochila. Es una novela donde la
ficción envuelve a los personajes principales, que están insertados
en un acontecimiento histórico en el que aparecen otros personajes
secundarios tan reales como Pasionaria, Carrillo, Monzón, Carmen de
Pedro, Agustín Zoroa, Francisco Antón… Almudena es una magnífica escritora que en su literatura programática no da "puntada sin hilo".
Es
rigurosamente cierto que el 19 de octubre de 1944, cuatro mil hombres
que formaban parte de un ejército, que habían combatido en Francia
contra los nazis, cruzaron los Pirineos e invadieron el valle de
Arán, así como otros cuatro mil habían ido pasando desde finales
de septiembre por otros puntos de la frontera, en una maniobra de
distracción que tuvo éxito. La biografía existente a la que he
recurrido ahora es escasa, compleja y contradictoria: La invasión de
los maquís, de Daniel Arasa; Hasta su total aniquilación, de
Fernando Martínez de Baños; Derrotas y esperanzas, de Manuel
Azcarate.
La operación estaba de antemano condenada al fracaso ya que es conocida la postura de indiferencia internacional. Todos conocemos, además de los acuerdos de Churchil con Stanly tras la derrota alemana, así como la frase del mandatario inglés ante los lideres europeos y Rooselvet: "Antes Franco que el comunismo".
Con posterioridad a esta entrada he conocido y charlado del tema con Eugenio

Ledesma, un productor de televisión independiente, autor del famoso "Canal cocina", en el que tuve ocasión de participar en unos rodajes llevados a cabo en Jorairátar y Soportújar sobre cocina alpujarreña. El señor Ledesma entre otros trabajos realizó diesisiete capítulos sobre la invasión de Valle de Arán, que se emitieron en TV2 en la década de los 90 del pasado siglo, de de los que ha tenido el gusto de enviarme sus grabaciones en
cd, que para mi sorpresa acabo de recibir por
Seur en un paquete que además contiene la siguiente nota: "Por tu colaboración, y sobre todo por aquellas conversaciones que disfrutamos sobre el la invasión del Valle de Arán en los descansos de aquellas grabaciones realizadas entre murmullos, que me dieron ciertos disgustos en aquellas mañanas trepidantes de trabajo y aromas sorprendentes, que se mezclaban procedentes unos de la cocina, otros del campo alpujarreño. Todo salió bien; creo que nunca vi una tierra con mejor luz. Gracias a todos por vuestra colaboración."