Hemos
previsto, para el 29 de junio, una etapa fácil que nos permitirá dedicar
el resto de la jornada a visitar la atractiva ciudad de Porto. En el
breve recorrido de hoy pasaremos por dos de los paisajes más
bonitos, como son un tramo de calzada
romana
a través de un bosque y la fantástica entrada
en Porto, cruzando el puente del rey don Luís I sobre el río Douro.
Comida en el HOTEL.
OPORTO MERCURE STA CATARINA (BUFETT) (vino, cerveza de barril, agua y refrescos )
ETAPA
LARGA: Inicio
en el
Monasterio das freguetas de Grifo e Sermonde. 15,1 km.
ETAPA
CORTA:
desde SANTO OVIDIO hasta catedral de Oporto. 5 km o desde Serpente
N1, 6 km
WIKILOC
Caminho portugués Central. Etapa Grijo- Porto
Autor
TriheirosTripeiros 15.65 km.
Grijó -
Perosinho: 5 km; una hora y media, más o menos
Arrancaremos
por la Rua Cardoso Pinto, donde está la cruz del Padrão
Velho,
en paralelo al muro del monasterio. Recomendamos entrar en el
cementerio y caminar por su interior en lugar de ir por la calle,
que es muy transitada y carece de acera, para salir por la puerta de
la parte alta.
Seguimos
a la izquierda,
pasamos junto a las naves de una gran fábrica textil y llegamos
a una pequeña rotonda
del centro de la población, donde hay una iglesia. Las flechas nos
llevan a la derecha por la Rua da Guarda, siempre en paralelo al
interminable muro del monasterio.
Pasaremos
una gasolinera y al cabo de 600 metros giraremos a la izquierda por
una calle de adoquines. Viene una fuerte bajada a la que sigue la
inevitable subida, tras la cual tomaremos la Rua das Alminhas a la
derecha; superaremos un campo de fútbol y después, por la Rua das
Silvinhas, dejaremos a nuestra derecha varias naves industriales.
Pasaremos el barrio de Asparela y al cabo de 1 km llegaremos al
centro de Perosinho.
Perosinho - Vila
Nova de Gaia: 11,8 km; unas dos horas
Siempre
por calles adoquinadas, pasamos ante una escultura de acero con las
letras del nombre del pueblo troqueladas y una vieira jacobea;
cruzamos una carreterita ( hay semáforo) y seguimos recto en subida
dejando atrás la iglesia y el cementerio; continuamos la cuesta; en
una curva, por encima del muro de una finca, veremos una palmera y un
interesante hórreo de madera.
Ya
en las afueras, siguiendo el repecho de la Rua
Bela Vista,
el pavimento de adoquines se transforma en losas y aparece
súbitamente bajo nuestros pies una calzada
romana,
con
muros de piedra a ambos lados y envuelta por un bonito bosque.
Disfrutemos del lugar, pues estamos en un punto mágico.
Al
finalizar la calzada ésta se convierte en camino de tierra. Acto
seguido llegamos a una calle con casas de una urbanización (Rua
do Alto da Serra):
aquí hay que estar atentos a una curva donde tomaremos de frente por
un pequeño
sendero,
inicio de otro agradable tramo de tierra entre helechos por el
interior del bosque.
Tras
700 metros volvemos al asfalto, estamos en un alto y ahora toca
bajada; si
el tiempo lo permite tendremos
desde aquí una vista del litoral de Vila Nova de Gaia con
el fondo azul del océano Atlántico.
Será sin duda motivo de alegría. En el siguiente cruce seguimos una
carreterilla hacia la derecha, que nos lleva en bajada ante la Quinta
do Mirante
y continúa por la Rua
Prazeres
hacia el casco urbano. Cruzamos
un puente sobre la autopista
y seguimos recto por el denso barrio de Rechousa.
4,2
Rechousa – Alto das Torres. Siempre
de frente dejamos la localidad por la Rua del Alto das Torres;
estamos de nuevo a pie de la antigua carretera nacional, la EN-1.
Prueba de ello es que en un momento de la bajada encontraremos en la
acera el antiguo
mojón del kilómetro 300 de la nacional;
en el mismo también se indica que sólo faltan 2 km hasta el centro
de Vila
Nova de Gaia,
y 5 para entrar en Porto.
Pasamos
bajo
la autopista
e iniciamos un duro repecho por la Rua
da Fonte dos Arrependidos.
Sin pérdida posible atravesamos el barrio de Laborim,
hasta llegar a una rotonda con la estación
de metro de Santo Ovídio,
final de la línea D (la de color amarillo).
2,6
Vila Nova de Gaia,
estación de metro de Santo Ovidio. DONDE
EMPEZARÁ LA RUTA PEQUEÑA Y NOS ESPERA EL AUTOBUS
Vila Nova de Gaia - Catedral de Porto: 2,6 km; unos 40 minutos
El
metro de Porto es más bien un tranvía moderno y largo, que va casi
siempre por superficie. En este tramo la línea discurre por el eje
de una gran avenida en dirección hacia el río y el centro de Porto.
Ahora sólo toca seguir durante 2,6
km las
aceras de la Avenida
da República,
bulevar que coincide con el trazado de nuestro camino.
Aquellos
tramposillos
que
decidan tomar el metro
deberán
apearse en la parada Jardim
do Morro,
pues sería inexcusable perderse el mirador y no atravesar a pie el
puente, que con sus 392 metros de longitud une las ciudades de Vila
Nova de Gaia y Porto.
2,6
Puente de Dom Luís I. Tanto
el mirador como todo el puente sobre el río son lugares con vistas
privilegiadas: a este lado tenemos la ribera de Vila Nova de Gaia,
con sus bodegas de vino de Oporto; a nuestra derecha, el monasterio
da Serra do Pilar (con otro espectacular mirador), y al otro lado del
río, las fachadas y tejados del casco antiguo de Porto, entre los
que destacan los edificios alrededor de la Sé-catedral.
Cruzaremos
el puente por su tablero superior,
reservado exclusivamente a peatones
—la
mayoría turistas—, ciclistas
y metro.
Mucho cuidado aquí al hacernos fotos, pues después de tantos
kilómetros evitando ser atropellados por los coches, sería
lamentable que nos arrollase ahora un convoy de metro mientras nos
hacemos una selfie.
Nota:
Tal
vez veamos alguna flecha que invita a bajar hasta el tablero
inferior del puente,
para cruzarlo caminando por una estrecha acera, a pocos centímetros
de coches y autobuses que pasan continuamente y a cierta velocidad.
Ello obedece a que durante siglos los peregrinos se veían obligados
a descender a la orilla del río, para cruzar el Duero en barca y
volver a ascender penosamente hasta la catedral por cientos de
escalones. La verdad, salvo algún purista
o
quien desee fotografiar el puente desde otra perspectiva, no
acabamos de ver sentido hoy
en día a dicha opción, máxime cuando ya no hay barcas para cruzar.
A
100 metros tras cruzar el puente tomamos una calzada a la izquierda,
pasando junto a un tramo de la muralla medieval y ante la estatua
ecuestre de Vímara
Peres,
caudillo gallego del siglo IX que reconquistó la ciudad, siendo
nombrado tras ello primer conde del condado Portucalense por Alfonso
III de Asturias. Esta
última subidita nos deja ya en el Terreiro da Sé, plaza que se
extiende ante la catedral de Porto;
es otro buen mirador sobre la ciudad, y en ella destaca un enorme
pelourinho
que
cabe decir que es más
falso
que
un duro sevillano,
pues fue construido en 1945 durante la dictadura de Salazar al simple
objeto de ornamentar la plaza.
0,7
Porto,
Sé-catedral. La distancia de la etapa puede parecer corta, pero
deberemos añadir ahora el recorrido a pie .
Porto .12
visitas para peregrinos inquietos
Porto,
la gran capital del norte de Portugal, se ha consolidado, tras
Sarria, como el segundo
lugar de partida de peregrinos,
lo que certifica el buen estado de salud del Camino Portugués. Según
el balance de 2019, 39.345 peregrinos salieron de la ciudad y
llegaron a Compostela, el 11,32% del total. Por lo tanto, si contamos
los que hicieron solo algunas etapas sin llegar en esta ocasión a la
meta, y aquellos que por el motivo que fuera no recogieron su
certificado, aplicando los criterios de corrección que plantea la
USC habríamos de pensar en una cifra próxima a los 60.000
peregrinos.
Hay otro factor importante en el perfil de Porto, y es que a diferencia de Sarria la mayoría de los que eligen esta ciudad son, además de los propios portugueses, extranjeros (muy pocos españoles). Es por ello que hoy Porto puede ser calificado como el principal referente internacional en la partida del Camino de Santiago, mérito que in illo tempore correspondió a Roncesvalles y, posteriormente, a Saint-Jean-Pied-de-Port.
Es bien sabido que la pujanza de Porto no se debe a la gran promoción que hacen las administraciones, ni tampoco las asociaciones, ni siquiera los propios peregrinos por las redes sociales. En ocasiones pensamos que los anteriores canales tienen mucha o bastante importancia en la prescripción de itinerarios, pero aquí la causa es otra y muy conocida: un aeropuerto internacional, el Sá Carneiro, con vuelos desde numerosas ciudades de España, Francia, Italia, Reino Unido, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Alemania, Austria, Polonia, Hungría, Turquía, Emiratos Árabes Unidos o Brasil.
Entre los peregrinos que desembarcan en Porto, o que regresan a casa desde su aeropuerto, casi todos suelen dedicar al menos un día para visitar la ciudad, cuyo centro histórico ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1996.
Queremos hoy ofrecer un somero repaso, para que el peregrino pueda aprovechar al máximo su estancia, de sus recursos patrimoniales. Avisamos que solo es una selección, imposible incluirlo todo, para la que se precisarán al menos dos días completos:
1.
Catedral. Punto
de partida del Camino, o mejor dicho del laberinto de rutas que han
señalizado desde su atrio, la Sé
debería
de ser el primer espacio al que presta atención un peregrino. Como
la mayoría de las portuguesas, responde al concepto de
iglesia-fortaleza, y su estructura es del s. XII, con modificaciones
de los s. XVII y XVIII. Previo pago se puede acceder al claustro
(s.
XIV). A diferencia de lo que ocurre en España, y no les demos ideas,
la entrada es libre de 9:00 a 18:30, en invierno hasta las 17:30.
2.
Iglesia dos Clérigos. Monumento
emblemático de la ciudad, diseñado por el arquitecto italiano
Nicolau Nassoni (s. XVIII), por su esbelta y delicada torre
barroca.
Ascender a ella vale la pena, pese a los 225 peldaños, por las
vistas que se obtienen sobre la ciudad. La visita está perfectamente
organizada (a diario de 9:00 a 19:00), pero suele haber colas.
3.
A Ribeira. Sin
duda el espacio urbano más reconocible de Porto, antiguo barrio de
marineros y comercial, con sus coloristas edificios instalados sobre
una línea de soportales. Repleta de cafés y restaurantes con sus
terrazas orientadas al Douro, puente de Dom Luís y Vila Nova de
Gaia. Imprescindible para el paseo pero cara para el consumo, ya que
es el corazón del turisteo.
4.
Mercado do Bolhão, Santa Catarina y el Café Majestic. Agrupamos
aquí varios lugares del Porto burgués y decimonónico, entre ellos
la clásica rúa peatonal y comercial de Santa Catarina, con su
capela
das Almas forrada
de hermosos azulejos.
En
el número 112 de la calle abre sus puertas el mítico Café
Majestic (de
lunes a sábado de 9:30 a 23:30). Inaugurado en 1921, constituye un
viaje a la Belle
Époque,
y está considerado como uno de los 10 cafés más hermosos del
mundo, compitiendo con A
Brasileira lisboeta.
A
un paso queda el Mercado
do Bolhão,
de 1914, que siempre nos ha parecido como salido de Indochina o por
ahí. Para evitar que se desplome han decidido reformarlo a fondo, y
nos tememos que perderá gran parte de su encanto popular si se les
ocurre, como en el de A Ribeira en Lisboa, crear un espacio
gastronómico.
5.
San Francisco y La Bolsa. Dos
edificios inmediatos, pero muy diversos en su estilo y simbología.
El templo
conventual es
gótico, pero el interior ha sido totalmente colonizado por la talla
dorada barroca, generando un horror
vacui en
el que la selva parece haberse adueñado de todo. Por su parte, el
Palacio
de la Bolsa es
clásico, refinado, muy british,
y su interior un popurri de estilos que van de la Roma clásica al
Salón Árabe, copia descarada de La Alhambra.
6.
Los puentes de hierro con o sin barco. Símbolos
del Porto comercial e industrial, los puentes
de Dona María Pía y Dom Luis son
de finales del siglo XIX, y su imagen ha quedado unida a la de la
ciudad. El primero, destinado al ferrocarril, es obra de la factoría
Eiffel, como es sabido especializada en mecanos, pero lo han afeado
al aproximarle en exceso el nuevo puente de São João. El segundo,
que se puede recorrer tanto por la plataforma inferior como por la
superior para ir a Gaia (de hecho, el Camino Portugués Central lo
cruza), lo firmó un discípulo aventajado de Eiffel, Syrig, que
desde luego superó al maestro. Desde Porto y Gaia se obtienen
múltiples perspectivas, pero también se puede hacer por el Douro un
mini-crucero de 3 o 6 puentes, según duración.
7.
Convento da Serra do Pilar (Gaia). Sublime
monumento renacentista que suele pasar desapercibido pese a formar
parte del Patrimonio Mundial. Admirables tanto su iglesia
de
planta circular con gran cúpula, como el claustro
jónico,
también circular, muy elogiados por los viajeros cultos de antaño.
De martes a domingo, de 10:00 a 18:30, en invierno hasta las 17:30.
8.
Una bodega en Gaia. Otra
cita clásica que no debe perderse ningún viajero. Cerca de 20
bodegas pueden ser visitadas, y todas incluyen sus instalaciones
históricas y modernas, exposiciones y una degustación. Entre las
más bellas las de Cockburn’s,
Sandeman o
Ferreira.
9.
Casa da Música. Obra
concebida por el arquitecto holandés Rem
Koolhas,
Premio Pritzker 2000, que ha sabido conjugar la vanguardia y la
técnica con el espíritu portugués. Fue proyectada para la Ciudad
Europea de la Cultura de 2001, pero por diversos problemas no sería
inaugurada hasta 2005. Visitas guiadas, mejor con reserva previa, a
las 11:00 y 16:00.
10.
Cenar tripas o churrasquinho en un restaurante típico. Por
fin es llegada la hora de satisfacer a los esforzados peregrinos, y
para ello hay muchos restaurantes y casas
de pasto,
también de los populares que no han sucumbido a la renovación
turística, en los que probar algunas de las especialidades de la
ciudad. Por ejemplo las tripas
o
callos a la moda de Porto, el inconmensurable bacalhau
de
todo Portugal y las carnes grelhadas
ó carvão.
Preguntad asimismo por las francesinhas,
de la familia de los sándwiches super-elaborados, no damos más
pistas, que son una institución local.
11.
Tranvía nº1 hasta la Foz do Douro. No
solo Lisboa, también Porto tiene su elétrico
amarillo,
y si la icónica del Tejo es la línea 28, aquí es la 1, que va al
borde del Douro y llega hasta el Passeio Alegre, en la Foz. Se puede
utilizar para acortar en la salida por la variante costera.
Recordamos que Porto fue la primera ciudad de la Península Ibérica
en contar con tranvías, y que en el recorrido de la citada línea se
encuentra el Museu
do Carro Eléctrico.
12.
Serralves. Para
concluir la docena un recinto cultural, de primera magnitud, dedicado
al arte contemporáneo. Álvaro
Siza Vieira,
arquitecto portuense de prestigio internacional (Premio Pritzker
1992), es autor del Centro de Arte, con su colección permanente y
grandes exposiciones temporales, que aparece acompañado de la Casa
Rosada,
art
decó,
y de un cuidado parque
de
18 hectáreas. Visita de 10:00 a 18:00, fin de semana hasta las
19:00, en verano hasta las 20:00.
Tiene
guasa que en esta etapa tan breve se encuentren dos de los lugares
más bellos del Camino Portugués desde su inicio en Lisboa: un tramo
de calzada romana por dentro del bosque y la espectacular entrada en
Porto cruzando el puente de D. Luís I sobre el río Douro.
Perosinho
Un
repecho de asfalto al salir de este pueblo se convierte, como por
arte de magia, en el pavimento enlosado de una calzada romana,
envuelta por muros de piedra y flanqueada por alcornoques y
eucaliptos. Se trata de un tramo de la vía XVI del Itinerario
Antonino, que unía Braga y Lisboa.
Vila
Nova de Gaia
Esta
población albergó uno de los dos núcleos de la antigua Cale
romana, origen del nombre del país: el puerto de Cale —Portus
Cale— derivó en Portucale, como era conocida la región por godos
y suevos ya en el siglo V, y de ahí a Portugal.
Al
llegar a la estación de metro de Santo Ovídio —sería como un
tranvía largo que va por la superficie—, algunos sucumbirán a la
tentación de tomarlo, pues durante 2,5 km sigue el mismo recorrido
que nuestro camino. Aquellos que lo hagan deben bajar en la parada de
Jardim do Morro, la anterior al puente, para cruzar éste a pie.
Sería
un pecado perdernos las fabulosas vistas desde lo alto del puente por
el que se entra a la ciudad de Porto. Son 392 metros de recorrido a
lo largo de la bella estructura metálica diseñada en 1886 por
Théophile Seyring, ingeniero alemán socio de Eiffel.
El
caudaloso río Duero era el límite entre las provincias romanas de
Gallaecia y Lusitania, y siglos después constituyó la frontera
física entre el reino de León, del que se desgajaría el condado
Portucalense, y Al-Ándalus. Hasta finales del siglo XIX no se
consiguió construir un puente fijo entre ambas orillas, y sólo se
podía cruzar en barca.
Ya
que hablamos del gran río Douro –Duero en español–, es el
momento de preguntarnos por la etimología de dicho nombre. Contra lo
que puede parecer, éste no viene de río d’ouro –del oro– sino
de la antiquísima raíz indoeuropea Ur-, que hacía referencia a una
corriente de agua, y que pasó a Dur- o Dour-. De la misma raíz
derivan nombres como Duratón, Adour, Urumea, Urbión...
En
la ribera izquierda del Duero se hallan los principales almacenes de
vino de Oporto, donde veremos también las barcas o rabelos que se
utilizaban para transportar las barricas río abajo. Hay visitas a
las bodegas con degustación incluida, donde nos explicarán la
interesante historia de este delicioso vino dulce, creado en el siglo
XVII por y para británicos.
Porto
La
catedral es un edificio que data de los siglos XII y XIII, por lo que
alberga elementos de estilo románico y gótico, si bien con
importantes añadidos barrocos. La
visita a la catedral es gratuita (excepto el claustro) y aquí nos
sellarán (y entregarán, si la necesitamios) la credencial. El
horario es de 9:00 a 18:30 (17:30 de noviembre a marzo). En caso de
que estuviera cerrada podemos sellar en la oficina de turismo que hay
justo al lado.
Quizá
lo mejor de la ciudad sea su agradable ambiente y las estupendas
vistas que, desde el Cais da Ribeira (el paseo del muelle) y otros
puntos de la ciudad, tenemos sobre el río Douro (Duero) y el
omnipresente puente Dom Luís I. La ciudad también cuenta, por
supuesto, con monumentos
destacados como la catedral, la iglesia y torre de los Clérigos o la
estación ferroviaria de São Bento.
El
bacalhau, como en todo Portugal, es el producto estrella. Aparte de
las recetas comunes típicas de todo el país con este célebre
producto, en Porto destaca el bacalhau à Gomes de Sá, que lleva el
nombre de su creador. En la elaboración, el bacalao es desmenuzado y
macerado con leche para después hornearse con ajo y cebolla y
acompañarlo con aceitunas y huevos cocidos.
Si
lo que buscamos es dulce, Porto es una ciudad con multitud de
opciones. Muy similares a los Pastéis de Belém de Lisboa, aquí
podemos encontrar las natas y otras elaboraciones que, pese a no ser
originarias de la ciudad, se han extendido, como los bolos de arroz,
las queijadas o los oves moles.
Si
queremos comprar provisiones para la etapa siguiente (aunque
encontraremos servicios de sobra), podemos visitar el mercado de
Bolhão, de lunes a sábado en el centro de la ciudad.
Nota: toda esta documentación nos la ha facilitado nuestro prócer guía Antonio, valedor de todos sus amigos y compañeros del Camino. Queda a la espera de ser completada una vez sea llevada a cabo.