En el prólogo de “Rebelión en la granja”, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: “si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, siempre consideré siguiendo a Orwell que la misión de todo el que escribe no es halagar a nadie, sino desnudarse y más bien aguijonear al lector, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos controvertidos. Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía. Esta melancolía se eleva exponencialmente cuando esa libertad, es manifestada en la redes sociales, pues al descubrir las ideas uno se convierte en blanco de los demás.

lunes, 28 de marzo de 2022

La creación de Dulcinea


 

[…] en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, se entiende, ella jamás lo supo ni se dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo.” (DQ I, 1)

Antes del primer capítulo ya conoce el lector el amor idealizado de don Quijote por Dulcinea. En versos preliminares ya se canta su belleza y sus buenos modales. Todo lo que es Dulcinea se sabe por las palabras y pensamientos de un solo personaje: don Quijote. Dulcinea cumple todos los requisitos de la tradición literaria: poseía, suave musicalidad; su nombre mantiene con “dulce” una relación significativa; y se sitúa en el mismo plano de vaguedad y lejanía que Florisea, Arbolea, Cariclea, Febea y otros nombres de heroínas celebradas por la novela y el teatro del siglo XVI”. Nos dice el autor:

[…] nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.”(DQ I, 1)

El cambio del nombre debe contener algún significado; entre Aldonza y Dulcinea existe, según Cervantes, un nexo semejante al de Quijano con Quijote. Ese cambio acentúa la parodia, porque en la época de Cervantes Aldonza y Dulce nombraba a la misma persona. Además, impica para don Quijote un cambio de personalidad del personaje: con ello convierte una aldeana fea en una princesa bella. Así, con el cambio de nombre, los contemporáneos de Cervantes entendían muy bien la parodia.

Una de las más importantes características de los caballeros andantes era tener una doncella (difícil de alcanzar) en la mente durante las luchas o los largos viajes que solían hacer. Sin una buena dama sería imposible ser caballero andante. Podría decirse que Dulcinea encarna el poder y el alma de la existencia de don Quijote:

[…] porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma.” (DQ I, 1)

Pero, ¿por qué don Quijote necesita a Aldonza Lorenzo?, ¿podría haber imaginado a Dulcinea, sin basarse en ningún modelo? Intentaremos descubrirlo: Si Dulcinea del Toboso sólo hubiera existido dentro de la imaginación de don Quijote, sin tener ninguna base en la realidad, Sancho nunca habría sabido que podría apuntar a la primera aldeana que vea como si fuera Dulcinea. El hecho de que Dulcinea tiene su raíz en una persona existente, conocida por Sancho, hace posible el encantamiento y luego el acercamiento entre amo y escudero. Por esto se puede comprobar que Aldonza Lorenzo es el truco cervantino: don Quijote no necesitaría a Aldonza, le bastaría imaginarse una princesa linda y bella sin fundamento en realidad. La labradora logra la quijotización de Sancho, y luego, la curación de la locura de don Quijote. Sería imposible lograr estos dos movimientos o cambios psicológicos de los personajes principales sin la existencia de Aldonza Lorenzo.

Sobre la identidad de Aldonza Lorenzo no se sabe mucho, lo único, y tal vez más importante, es que se trata de una mujer que existe en el mundo real y actual de Alonso Quijano. De esto Sancho da algunas pistas al lector cuando se da cuenta de que Dulcinea no es una princesa, sino una dama construida en la mente de su amo:

¡Vive el dador, que es moza de chapa, hecha y derecha, y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier cavallero andante, o por andar, que la tuviere por señora!” (DQ I, 25)

Estas palabras funcionan para la risa del lector, y para acentuar el bajo linaje de Dulcinea. Además, este episodio es muy importante, porque, por ese conocimiento, Sancho podrá, más tarde, burlar a su amo.

La diferencia entre ambas mujeres es enorme: Dulcinea representa todo lo bello, Aldonza Lorenzo lo feo y grotesco. Don Quijote la convierte en la más alta princesa del mundo, pero los otros personajes no han cambiado la visión que tienen de Aldonza: Sancho la conoce, su visión es la verdadera y aunque quisiera, no puede cambiar de opinión. Pero hay algo muy importante dentro de la transformación mental de don Quijote, porque con la creación de Dulcinea, él mismo se transforma por completo para ser “don Quijote‟, el caballero andante, y sólo después de esto puede dejar a su identidad “original‟, Alonso Quijano: don Quijote emerge de Alonso Quijano, como Dulcinea es la figura idealizada de Aldonza Lorenzo. Obsérvese también la semejanza entre los nombres “Alonso‟ y “Aldonza‟ y entre “don‟ (Quijote) y “Dulcinea‟ Los dos nombres se igualan y marcan la vida de don Quijote antes de hacerse caballero andante. En ésto Dulcinea no tiene ninguna parte activa, ella simplemente es el molde del que el caballero construye su quimera caballeresca.

Es notable la importancia que tiene El Toboso aquí: Alonso Quijano (real), antes de ser don Quijote, vive en “un lugar de la Mancha,” (imaginario) mientras que su Dulcinea (imaginaria) vive en El Toboso (un lugar real). Podría significar que el lugar de donde viene don Quijote antes de hacerse caballero andante no tiene tanta importancia, comparado con el lugar en el que se perfeccione como caballero andante: El Toboso.

Don Quijote se acuerda de Aldonza y sobre ese recuerdo la convierte en una dama preciosa, que él tendrá que proteger y defender, no importa cuales sean las circunstancias. Tal invención le permite, además, ignorar su inhibición, que se disfraza con la noble apariencia de fidelidad a la única y perfecta bienamada. No parece que Alonso Quijano estuviera enamorado de Aldonza, porque cuando le dice a Sancho:

[…] que en todos los días de mi vida no he visto a la sin par Dulcinea, ni jamás atravesé los umbrales de su palacio, y que sólo estoy enamorado de oídas y de la gran fama que tiene de hermosa y discreta.” (DQ II, 9)

Se ve claramente que Aldonza juega un papel muy pequeño en la construcción de Dulcinea. Sobre todo el aspecto de estar enamorado de oídas y de la gran fama es una referencia directa a la literatura caballeresca, porque ¿de dónde, si no de las novelas de caballerías, vendría entonces la gran fama que tiene Dulcinea? Creo que el suponer que Alonso ya estaba enamorado de Aldonza daría demasiada importancia a esta figura como personaje, que funciona como truco cervantino para lograr el acercamiento y la amistad entre don Quijote y Sancho. Lo único que sabemos es que:

[…] había una moza labradora de muy buen parecer, de quién él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo, ni le dio data dello.” (DQ I, 1)

Estas palabras “un tiempo” indican que el enamoramiento es algo que pertenece al pasado y que eso no es el caso ahora. Podría ser que su anterior enamoramiento le ayudara a construir mejor a Dulcinea, pero no creo que juegue un papel tan importante dentro del resto de la obra. Don Quijote en su subconsciente sabe que Ducinea solo existe en su imaginación. Don Quijote duda de la existencia de Dulcinea en el encuentro con Altisidora, incluso parece que siente pena por no haber podido disfrutar de la ocasión, como hubieran hecho los demás:

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos […]” (DQ, II, 28)

Se refiere a la limitada libertad en el amor de su oficio de caballero andante. No tiene miedo a lo sexual, sino a errar en lo caballeresco. También prefiere a la Dama de sus sueños sobre la bellísima Dorotea, dando valor al ideal sobre la belleza sensible. Y por el mismo camino, más que por los buenos modales, van sus hechos cuando dice a la duquesa

Más venturosa y más conocida será en el mundo Dulcinea por haberla alabado vuestra grandeza que por todas las alabanzas que puedan darle los más elocuentes de la tierra.” (DQ, II, 44)

No es que don Quijote lleve la duquesa a un plano más alto de lo que tiene Dulcinea, sino que la duquesa es una persona real, que verdaderamente existe dentro de la obra, mientras que don Quijote se siente cada vez más inseguro sobre la existencia de Dulcinea.

La frustración sexual de don Quijote, se podría explicar con las leyes de la caballería que conllevan una gran admiración para cada doncella existente. Es más bien una actitud obsesiva caballeresca, que hace que don Quijote quiera aumentar

el fuego en los pechos de las doncellas que os miran […]” (DQ II, 57)

y la inseguridad sobre la dama imaginaria Dulcinea. Como que el caballero no logra evocar esos sentimientos amorosos en ellas, los inventa para ganar más credibilidad como caballero andante. Por eso el caballero queda tan asombrado y perplejo cuando finalmente Altisidora se “enamora‟ de él. El mero hecho afirma su existencia caballeresca, porque los caballeros andantes solían tener muchas doncellas tras ellos. Y cuando don Quijote dice que quiere tener hijos de Dulcinea

[…] de cuyo feliz vientre saldrían […] sus hijos […]” (DQ I, 46)

está hablando de la memoria caballeresca, que tiene que sobrevivir para la posteridad, como es el caso en Las sergas de Esplandían, en que el hijo de Amadís se hace cargo del trabajo principal: hacer caballerías. Don Quijote simplemente tiene miedo a la posibilidad que los caballeros andantes (en su tiempo ya extinguidos) desaparezcán para siempre, tanto en la literatura como en la vida cotidiana.

Ese es el aspecto de la idealización caballeresca y renacentista con que don Quijote construye a Dulcinea. Ella ha de ser más que una dama para que don Quijote se pueda enamorar: la imagen que el caballero tiene de Dulcinea es tan ideal que ella nunca aparece en la obra.

La suposición que don Quijote estaba enamorado Aldonza, después de haberla convertido en Dulcinea, sólo se podría sacar por el envío de la carta, con un mensajero real, al lugar en que realmente vive. Pero, más bien, creo que el hecho, permite que don Quijote pueda realizar su penitencia en soledad; y es, además, una prueba para Sancho, que tiene que hacer de cartero. El escudero tendrá que inventar la solución sobre la inexistencia de Dulcinea, con la imagen existente de Aldonza Lorenzo. Parece ser el primer obstáculo que Cervantes, a través de don Quijote, pone en el camino de Sancho; algo que, sin duda, servirá en el futuro para mantener y aumentar la tensión irónica entre amo y escudero.

 

 

Bibliografía:

- Egido, Aurora (1991) La memoria y el Quijote. (BVC)

- Eisenberg, Daniel (2002) La biblioteca de Cervantes: una reconstrucción. (BVC)

- Márquez Villanueva, Francisco (1975) Personajes y temas en el Quijote. (BVC)

- Riquer, Martín de (1967) Caballeros andantes españoles (Austral)

- Rodriguez-Luís, Julio (1966) Dulcinea a través de los dos Quijotes. (BVC)


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