No entiendo por qué cuando los franceses se matan entre sí
construyen libertad, igualdad y fraternidad; y por el contrario
cuando nos matamos los españoles es por puro cainismo.
Elvira Roca Barea. Fracasología 2019
Todo lo tratado aquí, aunque podría servir para otras ciencias, lo analizamos desde el punto de vista de la literatura.
La historia de la literatura es en realidad la historia de la supervivencia de la literatura frente a un despliegue de ideologías que han intentado disolverla. La literatura hispánica ha luchado contra la ideología luterana, erasmista, y sobretodo contra la anglosajona, representada hoy día por los EEUU y en su genealogía por protestantismo alemán. Estos pueblos que carecen de una literatura potente como la hispánica, han inventado el concepto de cultura para disolver la idea de literatura que desde Grecia hasta el máximo desarrollo de la hispanidad ha caracterizado siempre el modo de interpretar y concebir la literatura. Igualmente la filosofía también nace en Grecia y su desarrollo es latino y escolástico, hasta llegar al Renacimiento español con Francisco de Vitoria y Francisco Suárez.
Así la cultura es una idea moderna inventada por los pueblos que no tienen literatura. Estos pueblos, como no pueden apropiarse de autores potentes como Cervantes, la alternativa es disolver la literatura en una idea de cultura, un concepto comodín que sirve para todo.
El mundo alemán pone en circulación una idea de cultura tremendamente nacionalista. Sobre estas ideas, en España, se estudian a determinados autores como Rosalía de Castro o Lorca, desde el punto de vista de la cultura gallega o andaluza, cuando estos personajes están muy por encima de ese limitado analisís.
Gustavo Bueno plantea en este libro la tesis de que España se construye frente a Europa, y Europa contra España, de manera que esta relación dialéctica de los estados, que a partir de Heguel se ha considerado el motor de la historia, frente a la opinión de Marx en la que se enfrentaban las clases sociales. Este enfrentamiento de estados, sociedades, religiones, de derechas contra izquierdas, se disputa el poder del mundo globalizado.
Sin llegar tan lejos, pero incidiendo en esto, la mitad de los españoles del siglo XX hemos sido educados en un lema muy orteguiano, en virtud del cual, España es el problema, y Europa la solución: nos hemos educado pensando que éramos un país subdesarrollado frente a una Europa más moderna, que eramos, como país, incapaces para la responsabilidad, para la empresa, para la ciencia… Y hasta tal punto se incidió en eso, que hasta llegamos a pensar que el problema éramos nosotros, que hasta fornicábamos menos y peor que los europeos (para explicarnos esto no tenemos más que ver el cine franquista).
Este complejo de inferioridad se nos inoculó haciéndonos creer que habíamos perdido el tren de la modernidad y de la ilustración, idea que aún nos tiene sumidos, sin superar, la leyenda negra (hasta que un académico tan directo como Pérez Reverte llegara a decir que España se equivocó de dios, como si hubiera sido mejor ser protestante, que contrarreformista en el siglo XVI, que implicaría haber perdido en Lepanto, y ser hoy islámicos). Todo esto es consecuencia de haber destruido la historia como conocimiento científico, por la mitología; destruido la filosofía y la filología por un concepto de cultura nacionalista, con universidades endogámicas y politizadas, frente a una universidad fuerte nacional, que podría acotar unos criterios que aclarasen qué se puede admitir y que no, en la crítica literaria, y así no tener que seguir, como hacemos ahora, la partitura anglosajona.
Si la cultura se impone a la literatura, entonces cualquier costumbre de cualquier estado o pueblo tendrá más valor que la literatura. Así el mundo anglosajón ha llegado a emparejar a Shakespeare con Cervantes, y sorprende que el papanatismo de muchos lingüistas hayan asumido como lógico y natural el establecer en el mismo lugar a un dramaturgo con el constructor de la literatura moderna (Harold Bloom, dice que Shakespeare es el inventor de lo humano, como si Cervantes no existiera), y no se quiere plantear un estudio científico de la literatura porque entonces Cervantes estaría muy por encima de Shakespeare y de cualquier otro.
Si Ortega, plantea que España es el problema y Europa la solución, Gustavo Bueno dice lo contrario, que el hispanismo es la solución, el hispanismo incluye a toda Hispanoamerica. Según la frase de Ortega podríamos interpretar que el Protestantismo es la perfección o una corrección de la experiencia cristiana.
Lo mismo que decimos del erasmismo podemos decir del krausismo protestante alemán, o del naturalismo de Zola, al que ya se había adelantado Cervantes en el Quijote.
La obra de Gustavo Bueno debería ser referencia en todos lo estudios literarios, en todas la universidades, pero a Bueno, equivocadamente, se le ha tenido hasta ahora por rojo peligroso...
“España frente a Europa”, contiene:
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Una primera introducción en la que se analizan “Los problemas de España”.
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Una segunda, donde se trata del “El problema de España”.
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Un primer capítulo donde se observan los diferentes modos de pensar sobre la identidad de España.
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En otro, se considera que España nació antes como imperio que como nación.
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Otro, nos habla de la categoría de imperio como filosofía
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Uno más, de España en la América hispana.
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Y en el último es donde se detalla la idea de “España frente a Europa”
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Termina con: una conclusión final; un glosario de términos que nos familiarizan con el materialismo filosófico; y un catálogo de libros en torno a este tema
De cierta relevancia es el análisis que se hace entre un imperio generador como es el español, y los imperios depredadores como fueron el nazismo, que sembró Polonia de campos de exterminio, el inglés o el francés, que todos sabemos que, por ejemplo, para estudiar bien a Grecia o Egipto, hemos de ir a Londres o al Louvre, que es donde reposan los restos de estas culturas. Los españoles no se llevaron nada de América, sino al contrario, la dejaron plagada de universidades, ya que la idea que movía, era que aquellos territorios eran España, no de España: Lima o Santiago de Chile, eran tan españolas como Sevilla o Madrid.
Gustavo Bueno nos habla de tres diferencias básicas entre un imperio generador y un imperio depredador:
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El imperio generador comparte con los territorios ocupados su tecnología. La principal tecnología española es la lengua, y no todas las lenguas son iguales, no todas tienen el mismo valor (el gallego, el eusquera, el catalán, no son lo mismo que el español, aunque esto no esté bien visto que se diga hoy, y muchos, aunque lo piensen, no se atrevan a decirlo). Los imperios depredadores utilizan su tecnología para exterminar a los pueblos ocupados ( Ya hemos hablado del nazismo en Polonia, pero podemos añadir la construcción de reservas en EEUU con el fin de aniquilar a los indígenas).
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Los imperios depredadores no se mezclan con los habitantes de los territorios ocupados; el puritanismo anglosajón y protestante impidió la mezcla racial. Con el imperio Español ocurrió lo contrario, y hoy Hispanoamericana es totalmente mestiza.
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Los imperios generadores fundan ciudades homólogas a las de procedencia, instalándose generalmente en el interior, no en las costas, como lo hacen los imperios depredadores, como hicieron los ingleses y los portugueses, que utilizaron esos puertos como puntos de succión de los recursos.
“España contra Europa” es pues una obra clave para desenmascarar el pensamiento que surgió con la leyenda negra.
Ref: Basado en la Crítica de la Razón Literaria del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno; Mooc uvigo.
Muy bueno, Pepe. Ya te he enviado un amplio comentario por ota vía.
ResponderEliminarPepe: como yo tengo que quedarme en mi terreno, lo mejor de lo mejor de tu ensayo, son estas reflexiones/afirmaciones tuyas que comparto al 100/100: "De cierta relevancia es el análisis que se hace entre un imperio generador como es el español, y los imperios depredadores como fueron el nazismo, que sembró Polonia de campos de exterminio, el inglés o el francés, que todos sabemos que, por ejemplo, para estudiar bien a Grecia o Egipto, hemos de ir a Londres o al Louvre, que es donde reposan los restos de estas culturas. Los españoles no se llevaron nada de América, sino al contrario, la dejaron plagada de universidades, ya que la idea que movía, era que aquellos territorios eran España, no de España: Lima o Santiago de Chile, eran tan españolas como Sevilla o Madrid". Quiero hacer constar que España actuaba en sus territorios de ultramar de una forma muy cohesionada y no todo lo recaudado se enviaba a la Península. Previamente había que hacer frente a los gastos de la administración: sueldos de los funcionarios de la jurisdicción donde estaba la Caja, gastos militares, obras públicas, pensiones y los gastos de la evangelización. Una parte importante de lo recaudado se redistribuía en otras colonias del Imperio mediante los situados, una cantidad de dinero que las jurisdicciones coloniales con cajas con superávit aportaban a la defensa del Imperio, especialmente de aquellas regiones que no podían hacer frente por sí solas a los gastos de defensa, como Cuba, Chile o Buenos Aires. Las principales cantidades se destinaban a pagar a las tropas que guardaban las guarniciones militares y sus construcciones defensivas. El SITUADO también se usaba para compensar otros gastos que alguna Adminstración territorial no pudiese financiar por sí misma, como ocurría en Filipinas a donde estos fondos llamados así (situados), llegaban anualmente. Como he dicho antes, yo me quedo con esta parte de tu ensayo... en el resto, soy "analfabeto".
ResponderEliminarNota: el situado era lo que hoy sería un fonde de cohesión interterritorial.
Mariano, gracias por tú aportación. Lo del "situado" lo desconocía, pero refuerza muy bien la idea de "imperio generador". En el resto de las cosas, cuando hablamos de algo, todos somos analfabetos; cuando sabemos algo, por poco que sea, le ponemos nombres a esas cosas... Pero a tí, modestia aparte, que, según Unamuno, puede ser soberbia cuando es "falsa", la palabra "analfabeto" no te cuadra en ningún sentido. Gracias por opinar en mi modesto blog.
ResponderEliminarAl tibio sol del paseo del Salón leo todo lo escrito...y tras la lectura el agradecimiento de haberme hecho esto profundos resúmenes de un tema que igualmente siento yo así pero que en modo alguno podría expresar...gracias
ResponderEliminarAmigo Pepe, qué magnífico trabajo, qué fantástica síntesis de las ideas de este pensador. Yo ya había leído algo de este Gustavo Bueno, había seguido algunas de sus intervenciones, y a su lucidez - que tú bien señalas - quiero añadir su independencia a toda costa. Algunos lo tachaban de rojo; otros en cambio, le llamaban “fascista” (cómo no!), como él mismo menciona en el inicio de “España como mito”. Gran filósofo y escritor, mente preclara y libre.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu escrito, preciso y exacto; y gracias por subrayar la importancia y vigencia de este filósofo, en estos tiempos de confusión y nieblas..
Gracias a vosotros, Antonio y Miguel Angel. Ha sido un verdadero placer para mí reencontrarme con personas como vosotros.
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