En el prólogo de “Rebelión en la granja”, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: “si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, siempre consideré siguiendo a Orwell que la misión de todo el que escribe no es halagar a nadie, sino desnudarse y más bien aguijonear al lector, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos controvertidos. Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía. Esta melancolía se eleva exponencialmente cuando esa libertad, es manifestada en la redes sociales, pues al descubrir las ideas uno se convierte en blanco de los demás.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Criterios para interpretar el Quijote


El Quijote es una obra de la que se habla mucho, pero ¿por qué es tan importante?, ¿qué hay que tener en cuenta al leerla? Voy a intentar dar unas percepciones muy resumidas después de haberlo leído varias veces y de haber trabajado algunas críticas.


1. El autor-narrador del Quijote, una forma de distraer a la crítica y de confundir a la censura.

El narrador es un cínico extraordinario que llena la obra de trampas. La literatura es una trampa para el que no sabe razonar (en realidad todo en la vida es una trampa si no se sabe razonar), ningún texto bueno de ficción puede interpretarse literalmente. Al leer el Quijote, debemos ser conscientes que el autor-narrador es un verdadero cínico, y, hasta que se les conoce, es muy difícil entenderse con los cínicos.

El narrador del capítulo uno al ocho no es el que cuenta la historia, sino una persona anónima que la inicia. En el capítulo 9 continua la historia un segundo narrador que se encuentra unos manuscritos en un mercado de Toledo; son papeles dispersos, que están en árabe, que él reúne y se los da a traducir a un morisco aljamiado, es decir un morisco que vive en Toledo que conoce el árabe y el español. Ya traducidos, nos dice el segundo narrador que la historia está contada por un historiador árabe que se llama Cidi Hamete Berengueli, que es quien ha sido testigo de los hechos acaecidos muchos años antes. Fijaros cuanta ironía: un árabe, hace cien años, que es testigo de los hechos ocurridos en La Mancha, que cuenta la historia de un loco hidalgo español.

La broma continua. Siendo todo esto un juego ficticio que tiene como finalidad disolver la presencia del verdadero autor, Cervantes, para evitar responsabilidades, que con mucha sutileza e ironía escribe una novela tremendamente crítica para su época.

Es clave pues la función del narrador, que es un enorme embustero. Esta es la mayor de las inocencias, pues todo lo que viene después en la novela son trampas para eludir las responsabilidades de una obra muy crítica y comprometida. El narrador nos engaña con cada palabra que dice, y nos engaña desde el principio con eso de “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...”, que no es que no se acuerde, es que no tiene la menor importancia cual sea.


2. Personajes del Quijote

Son muchos los personajes del Quijote, pero nos fijaremos solo en Grisóstomo y Marcela, para hablar del amor y la libertad. Ambas cuestiones son muy dramáticas, porque tanto el amor como la libertad importan mucho al ser humano.

Estos episodios nos resultan muy simpáticos a todos los lectores porque hablan de amor y libertad, dos palabras inflamables a la experiencia humana; la gentes nos emocionamos cuando oímos hablar de amor o libertad, sin embargo estas dos palabras casi siempre resultan en exceso dramáticas, y dudo de cual de las dos será más dramática, si la libertad o el amor. No hay más que fijarse en Romeo y Julieta de Shakespeare, que es la obra que tenemos como el prototipo del amor, siendo en realidad es una tremenda tragedia que dura solo tres días y acaban más de media docena de personajes muertos, entre ellos los protagonistas, ¿qué historia de amor es esa que tantas muertes acarrea en tan poco tiempo?

En el caso de Crisóstomo y Marcela, ambos de familias nobles que, contrariamente al pueblo llano, viven con sus caprichos o con sus idealismos. El, un brillante estudiante en Salamanca que oye hablar de la belleza de Marcela, y decide hacerse pastor para seducirla. Ella, bella, caprichosa y consentida por su tío el cura con quien se ha criado, decide hacerse pastora para evitar el convento y el matrimonio que no parecen seducirle. En el siglo de oro no había otras salida para las mujeres que el convento o el casamiento por imposición familiar

Ambos llegan a ser pastores, pero son pastores fingidos, son nobles que juegan a ser pastores. Marcela no quiere saber nada de Grisóstomo, tampoco le seduce mucho, o nada, que esto no queda muy claro. Y el joven estudiante al sentirse rechazado opta por el suicidio, que es una forma radical de protesta, con lo que escandaliza y pone a todo el mundo en contra de Marcela, que de forma alienada la culpan del suicidio de su enamorado. En este punto hay que tener muy presente que el Concilio de Trento, celebrado unos años antes de que la novela saliera a la luz, había prohíbido el suicidio en la literatura; pero Cervantes, como en La Numancia que hizo que se suicidara a toda una población, se lo pasó por… Vamos que lo sorteó con sutileza

Pero volvamos a dónde estábamos. Marcela, en el entierro, desde un peña alta a la que sube para que todos los pastores la vean, lanza un profundo mensaje de autodefensa para legitimar su posición, diciendo que no está obligada a querer por imposición. Este discurso convierte a Marcela en adalid del feminismo y la libertad, pero si analizamos críticamente este episodio, y nos preguntaremos, ¿qué libertad hay cuidando cabras?, todo este argumento se viene abajo.

Como decía Baruch Spinoza que, con raíces burgalesas de mi pueblo del norte, Espinosa de los Monteros, nació unos años después que Cervantes, y a Cervantes se le considera por su pensamiento el Spinoza de la literatura; decía que el ser humano es libre en la ciudad, en el Estado, porque dentro del Estado hay unas normas que regulan que sea posible la libertad; por otro lado Aristóteles dice que el ser humano tiene como fin vivir en la “polis”, vivir conforme al derecho de la ciudad. El ser humano no está diseñado para vivir en una isla desierta, no está diseñado para el idealismo de Rouseau, no está diseñado para ser un Robinson Crusoe, no está diseñado para buscar la libertad en el monte, sino para vivir en una sociedad organizada políticamente. La vida alternativa al estado que plantea Marcela renunciando a unos hábitos, a unas costumbres y una ley, es un retroceso, una involución, porque lo contrario a libertad es la impotencia de no poder hacer nada ya que no se dispone de posibilidades para hacerlo, en el monte o en una isla desierta no se puede hacer nada, la mayor posibilidad de hacer algo lo proporciona la sociedad organizada.

Así que Marcela en este episodio está actuando en nombre de un espejismo, no de la libertad. Lo que ofrece Marcela no es una vida libre, es una vida anulada, con menos posibilidades incluso que en el convento. Así que por eso digo que todo lo que plantea Cervantes es algo muy diferente a lo que parece a primera vista.


3. La obra literaria

El Quijote es una novela, que se distingue de la epopeya, en que su protagonista ya no es un héroe, sino un antihéroe. Don Quijote que, ronda los 55 años, se cree un héroe de la guerra de Troya, y arremete contra toda injusticia como un adolescente, y lo hace en el siglo de oro, en el que la edad media de vida rondaba poco más de los 30 años; vamos, siendo un viejo que se cree un adolescente, ¿cabe mayor ironía?

Cervantes dijo en el prólogo que era una novela de risa, algo muy poco de fiar, que la había escrito para burlarse de los libros de caballería -una mentira más-. ¿Porqué decía esto?, pues, era como decir que nadie piense que en este libro se critica algo, este es un libro lúdico, de risa. Pero en realidad es todo lo contrario es una novela terriblemente crítica contra todas las sociedades; lo que Cervantes nos ofrece no es una parodia de los libros de caballería, que hacía ya años que habían perdido todo interés de las gentes, que ya no se leían, sería como si ahora alguien escribe una novela contra las novelas de Estefanía, que ya no interesan a nadie; lo que Cervantes construye es una parodia contra un mundo ideal enfrentado a un mundo real existente.

Toda parodia tiene cuatro elementos a considerar:

  1. El artífice de la parodia: en este caso Cervantes.

  2. El sujeto de la parodia: don Quijote.

  3. El objeto, lo que se degrada con la parodia, de lo que se burla: un mundo ideal, heroico enfrentado con la realidad, un mundo rufianesco, de embusteros, de cínicos, de ladrones.

  4. El código de la parodia, que es lo que hace posible la degradación o burla: los libros de caballería, ese mundo ideal en el que triunfa la justicia, la amistad, donde los caballeros reparan toda injusticia, donde el que la hace la paga, y este código es lo que le sirve a Cervantes para parodiar a los que dicen vivir en un mundo perfecto.


4. Los paradigmas o diferentes tipologías de géneros literarios

En el Quijote están todos los géneros:

  • Autobiografía: la historia del Cautivo, la vida de Cervantes.

  • La novela epistolar: Cuando Sancho se comunica con su mujer, los duques o don Quijote por carta.

  • La novela pastoril: la historia de Marcela y Grisóstomo.

  • La novela cortesana o italiana, con Luscinda, Dorotea, Cardeño y Fernando.

  • La novela morisca con el cautivo o Ricote.

  • La novela de aventuras o bizantina, con los héroes como personajes que superan todas los inconvenientes.

  • La novela de caballería, que sirve de código al Quijote, a la degradación de sus elementos.

  • La novela fantástica, contada a modo de constante duda, donde el lector no sabe si lo que se cuenta es sueño o realidad, como es el episodio de la Cueva de Montesinos, con la aparición de la leyenda artúrica.


5. Las Facultades del Quijote

Las facultades son los uso que Cervantes como autor del Quijote hace de todo los géneros literarios para transformarlos o renovarlos, ya que son la génesis de nuevos géneros. Revoluciona también el teatro que necesitó más de tres siglos para que los entendidos del teatro lo reconocieran. Se ha hablado mucho de Beltor Breht como creador del teatro épico o narrativo. Cervantes ya había creado todo esto en el Retablo de Maese Pedro, en el que un trujuman narra lo que un titiritero escenifica. Tres siglos después, Breht dice que una de las características del teatro narrativo es que el teatro esté al aire libre, al descubierto del espectador. En el Retablo de Maese Pedro, Cervantes describe esto así:

Obedeciéronle don Quijote y Sancho, y vinieron donde ya estaba el retablo puesto y descubierto, lleno por todas partes de candelillas de cera encendidas que le hacían vistoso y resplandeciente. En llegando, se metió maese Pedro dentro dél, que era el que había de manejar las figuras del artificio, y fuera se puso un muchacho, criado del maese Pedro, para servir de intérprete y declarador de los misterios del tal retablo: tenía una varilla en la mano, con que señalaba las figuras que salían.

Puestos, pues, todos cuantos había en la venta, y algunos en pie, frontero del retablo, y acomodados don Quijote, Sancho, el paje y el primo en los mejores lugares, el trujamán comenzó a decir lo que oirá y verá el que le oyere o viere el capítulo siguiente.


6. La idea de locura. ¿Es real la locura de don Quijote?

La idea de locura es la propiedad superlativa en el Quijote, pero ¿qué es la locura? Los médicos podrán decir esto o aquello, aunque en medicina es un concepto inexistente. Lo que sabemos es que la literatura cuando la trata no se refiere a ella en términos de medicina, sino que normalmente la usa como idea crítica, ya que así es capaz de adoptar comportamientos que le dan más libertad al autor.

Entonces ¿qué es la idea de locura? Dice el diccionario que es un trastorno de las facultades mentales. O sea un uso patológico de la razón, porque los locos no carecen de razón (conocen perfectamente la ley de la gravedad y saben que si se caen de un séptimo piso se matan), usan la razón, pero no se sabe por dónde van a salir en un momento dado. Lo contrario de la locura no es el racionalismo, es la cordura. Don Quijote puede perder la cordura pero nunca la razón.

Solo los locos y los ignorantes son incompatibles con la realidad, dicen los racionalistas:

  • Los ignorantes porque desconocen el funcionamiento de la realidad y tropiezan con ella (si no sabes leer no conoces la ley, y si no conoces la ley, la infringes).

  • Los locos porque hacen un uso patológico de su conocimiento de la realidad: el piloto que estrella a conciencia un avión podrá ser un loco, pero la razón la usa; el ingeniero que construye un campo de concentración podrá ser un loco, pero sabe mucho de ingeniería.

Don Quijote tiene una capacidad de racionalismo extraordinaria, muy superior a la normal y su locura le permite una mayor libertad, como decía Erasmo en su “Elogio de la locura”, los locos tienen más libertad que los cuerdos.

Hay tres formas de saltarse las normas en este mundo organizado:

  1. Mediante el juego. En el fiestas hacemos cosas que en la vida diaria no hacemos, la vida social cambia.

  2. Mediante el fuero. El fuero permite ciertos derechos individuales, o privilegios (la ley es igual para todos, menos para algunos).

  3. Mediante la locura. La locura concede a los locos derechos específicos para hacer cosas que los demás no podemos hacer. Don Quijote, gracias a su locura, hace cosas que Alonso Quijano no podía ni pensar.

La idea de locura es capital en el Quijote. Torrente Ballester, uno de los más brillantes interpretes del Quijote, dijo que don Quijote no está loco, sino que es un cuerdo que se finge loco; es decir que su locura es una invención de la cordura de Alonso Quijano, que es una locura como resultado de un racionalismo.

Los locos generalmente en la literatura son muy inteligentes, en la vida real podrá haber algún caso, pero no lo son tanto. Y es que en la literatura no son locos de verdad, sino de diseño, propio de un racionalismo muy bien estructurado.


7. El Quijote de Avellaneda

Probablemente sus autores son varios y relacionados con la Inquisición, en esta línea podría entrar en el grupo Lope de Vega que realizaba trabajos para esta.

El cura y el barbero en el primer capítulo le dan a leer a don Quijote dos libros, que eran los mismos que la Inquisición hacía leer a los presos ilustrados: el Flos Santorum y la Guía de Pecadores de Fray Luís de Granada, y los Evangelios. Este tratamiento idéntico, es lo que hace suponer que el Quijote de Avellaneda sale de muy cerca de la Inquisición, del que Lope de Vega era familiar (esta es la teoría de Antonio Márquez). En esa época no se podía escribir libros con pseudónimo, y este fue muy conocido nada más salir y no pasó nada.

El Quijote de Avellaneda es el negativo del Quijote de Cervantes, está en las antípodas de este; en el de Avellaneda don Quijote está verdaderamente loco, frente al de Cervantes que es un loco fingido. El de Avellaneda se junta con una mujer que es una prostituta, frente al de Cervantes que se enamora de una mujer ideal; porque desde el punto de vista del amor cortés, el que ama vale más que el que no ama, el que tiene pareja vale más que el que no tiene. Don Quijote no puede permitirse no estar enamorado de una dama; -ya en el siglo de oro se pensaba eso de que el mejor complemento de una mujer no es el bolso, sino el hombre que lleva a su lado-.


8. Relación con otras obras desde el punto de vista político

Cervantes en el Quijote opta por el modelo del imperio, escribe desde un punto de vista imperialista. España fue un imperio que llevó sus criterios por el mundo entero. Si el Quijote se hubiera escrito en húngaro, no habría llegado a donde ha llegado. ¿Porqué? Pues porque solo las calzada romanas llevan a Roma el cristianismo. España fue un imperio que llegó a todos los rincones del mundo, como Napoleón expandió la cultura francesa por gran parte de Europa. Solo desde el imperio se llega a todo el mundo, y Cervantes no es un Goytisolo que se va a vivir a Marruecos.


9. Relación con otras obras desde el punto de vista religioso

  • Frente al islam Cervantes optó por el Cristianismo, Cervantes se escapó del Islam cuatro veces.

  • Entre el Catolicismo y el Protestantismo, opta por el Catolicismo, se ve claramente cuando rechaza la postura de Ricote, porque es un irracionalismo frente a la teología tridentina por la que opta Cervantes (Trento no era democrático pero ni el Islam, ni el Protestantismo lo era en el siglo XVI).

  • Entre la religión y el Ateísmo, opta por el Ateísmo racionalista frente a un Catolicismo en el que se resuelven las cosas por intervención divina. Cervantes es un racionalista, es el Espinoza de la literatura, que saben las cosas empeoran o se arreglan por las acciones de los hombres; la vida se hace más llevadera con el saber que con el querer, aunque el querer te lleva al saber.


10. Materia cómica en el Quijote

La risa tiene su presencia y efecto con frecuencia en el Quijote. Lo cómico es más cuestionable; se constituye el hecho cómico, entre lo que las cosas son y lo que esperamos de ellas, entre la realidad y sus expectativas: esperamos que un atleta corra a toda velocidad, que no tropiece y caiga nada más salir a la carrera; esperamos de un policía que no se ponga a bailar en medio de una carretera; esperamos de un Caballero andante que no haga las cosas que hace don Quijote, como arremeter contra molinos de viento o contra ovejas. Don Quijote es un personaje ridículo, su comportamiento está por debajo de lo normal o convencional, pero deja de ser ridículo cuando es agresivo, y lo es con frecuencia, impone la paz a fuerza de golpes, con violencia, la paz aristotélica (si quieres la paz, preparate para la guerra); don Quijote, como Aristóteles, tiene una idea política de la paz, frente a la paz religiosa de Erasmo, que dice que esta se consigue dialogando, algo parecido a lo de la Alianza de Civilizaciones que hoy día algunos defienden, que dicen que la realidad está hecha de palabras, como si la gente se entendiera hablando. Don Quijote es muy agresivo y Cervantes, como narrador, interpreta sus hechos con cierto humor, con mucha ironía (tanta ironía como la del preso aquel que pregunta a su carcelero que cuando lo iban a ahorcar, a lo que le contesta que el lunes, y dice el preso resignado, buena forma de empezar la semana); es un humor negro, ese tipo de humor, no siempre negro, está presente en el Quijote, donde el sujeto que interpreta la experiencia cómica es el protagonista, como reírse de sí mismo, de sus propias miserias. Esto si es una característica típica del Quijote, obra que es tremendamente crítica y a la vez optimista.



Referencias: Edward C. Tiley: Una cuestión de género; Américo Castro: El pensamiento de Cervantes; Martín Morán: Análisis del Quijote;: Unamuno: la vida de Don Quijote;Crítica de la razón literaria. J. Maestro; España frente a Europa. Gustavo Bueno; Cervantes y la libertad. Luís Rosales; El Quijote como juego. Torrente Ballester

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