En el prólogo de “Rebelión en la granja”, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: “si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, siempre consideré siguiendo a Orwell que la misión de todo el que escribe no es halagar a nadie, sino desnudarse y más bien aguijonear al lector, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos controvertidos. Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía. Esta melancolía se eleva exponencialmente cuando esa libertad, es manifestada en la redes sociales, pues al descubrir las ideas uno se convierte en blanco de los demás.

jueves, 18 de febrero de 2021

El liderazgo en el Quijote

 


Dice Gustavo Bueno: “la literatura es una materia que puede y debe ser analizada mediante conceptos. El Quijote se puede analizar mediante conceptos organizados en las diversas tradiciones gremiales, gramaticales, filológicas, psicológicas, históricas...” Es lo mismo que decir que se puede analizar científicamente. Analizar las ideas objetivadas formalmente en los materiales literarios, escritas por seres humanos que han tenido una vida, que han formado parte de un experiencia. Al hablar de literatura, el conocimiento de estas cuestiones es imprescindible, y hemos de distinguir entre los conocimientos conceptuales y los conocimientos críticos. Tomando como referencia el Quijote, no podemos incurrir en un fundamentalísmo científico, pero tampoco en un irracionalismo, reduciendo la literatura a sensaciones, emociones o a declaraciones propias de la posmodernidad, como decir que todo es líquido o aire.

La educación científica, basada en conocimientos conceptuales, por una parte; y la educación filosófica, basada en el conocimiento de las ideas y la relación de las ideas entre sí (a partir de los conocimientos científicos, porque no se puede hacer filosofía de espaldas a la ciencia). Tienen como finalidad hacer al ser humano compatible con la realidad: un líder que no se adapte a la realidad será destruido por ella. La realidad no tolera a quien no se acomoda a ella de tal manera que, o conocemos la realidad de la que formamos parte (de su construcción), o esta nos destruirá. El líder ha de construir una realidad en la que formen parte de esa operatoriedad otras personas (si das trabajo a gente, haces posible la vida de esa gente); cuando el líder no es parte de la realidad, no solo se destruye él sino que arrastra la existencia operatoria de todo el que le sigue (el fracaso económico de un empresario; el fracaso de proyecto políticos, o la derrota en una guerra de un estadista).

La educación tanto científica como la filosófica, por tanto, ha de enseñar al ser humano a ver con claridad la realidad. La realidad es muy intolerante, no se puede negociar en términos que la realidad no admita; como decía Spinoza, hay que hacerse compatible con lo que resulta inevitable. La educación nos hace construir esa realidad como un beneficio ético y moral para el ser humano. El objetivo de esta educación científica y filosófica es evitar el fracaso; el líder es aquella persona que domina las circunstancias que evitan el fracaso.

La literatura es el arte de construir e interpretar hechos imaginarios que impactan sobre la realidad, que muchos creen entender pero que muy pocos saben explicar. La literatura es una trampa para el que no sabe razonar, porque al margen de un pensamiento racional no se puede hacer absolutamente nada.

El líder es aquel que es capaz de conducir a un grupo determinado de personas, que se dejan guiar por él en un determinado proyecto. Señalaremos cinco aspectos fundamentales en una filosofía de liderazgo:

  1. El racionalismo. Al margen de la razón es imposible tener éxito, y el racionalismo utilizado ha de ser más potente que el de los competidores, de tal manera que el racionalismo del líder ha de interpretar otros racionalismos alternativos con lo que pueda mantener relaciones. Podríamos decir que no basta la razón teórica, que es necesario además la razón práctica.

  2. Debe disponer de conocimientos científicos ya que la ciencia es la forma suprema del racionalismo. Debe alejarse de los dogmatismos científicos siendo capaces de verificarlos. La ciencia es una construcción operatoria racional constituyente de conocimientos que nos hacen compatibles con la realidad y nos permiten una interpretación racional, sistemática y lógica de la materia; la ciencia implica praxis, construcción, iteración con la realidad. El líder debe alejarse de los idealismos y los espejismos que le apartarían de aquello que exige la ciencia; debe tener los pies en el suelo.

  3. La capacidad crítica. Exige establecer valores y contravalores, tesis y antítesis, siendo necesaria la selección (Gracián, Feijoó).

  4. La dialética como figura gnosilógica (no retórica) que interpreta una idea en relación a su contraria, a través de una idea correlativa a ambas (pobreza-riqueza, a través del dinero; locura-cordura, a través de la idea de realidad). La dialéctica permite interpretar las posiciones en las que nos encontramos analizando sus contradicciones internas más profundas. Es imposible un pensamiento crítico sin un pensamiento dialéctico como afirma el profesor Gustavo Bueno; no podemos vivir en el engaño, no podemos vivir en la ilusión, la educación nos ha de conducir hacia la realidad desengañándonos de la visión idealista e ilusoria.

  5. Noción de simploqué que es absolutamente fundamental para un líder. La simploqué es un principio platónico formulado en el diálogo El Sofista en virtud del cual “si todo está relacionado con todo o nada está relacionado con nada, el conocimiento es imposible” porque no podemos abarcar todo. Gustavo Bueno, alejándose de una interpretación monista del simploqué nos dice que “todo está relacionado con una causa fundamental” pero no tiene una consecuencia fundamental y única, porque vivimos en un mundo con una dialéctica de relaciones plurales, no todo está en función de una cosa, sino que tiene diversas dependencias, y el líder, en estas batallas, tiene que desplegar todo su conocimiento. Nada hay que se pueda mantener en la autodeterminación, en la independencia absoluta (nadie por ejemplo puede vivir independiente de la Ley de la Gravedad). Resumiendo no podemos prescindir de todo, ni contar con todo.

El Quijote es una obra en la que un anti-héroe lidera una novela cuyo objetivo es denunciar los excesos del idealismo. No es una novela idealista, sino que desde el realismo condena, parodia, y se burla de todos los idealistas. Viene a decir que todos los idealistas fracasarán en sus propósitos, porque para tener éxito es necesario ser realista. No es una parodia contra los libros de caballería, éstos son el código que utiliza el artífice de la parodia para burlarse de aquellos que creen en un mundo ideal: un mundo perfecto, de justicia, en el que las leyes se sustentan sin las armas.

La libertad, en términos llanos, es lo que los demás nos dejan hacer, que implica reconocer el enfrentamiento dialéctico con los demás. Gustavo Bueno resumía la libertad como la lucha por el poder para dominar a los demás. Esto está en relación con la idea de liderazgo y con la idea de política, que sería la forma en que se regula esa libertad en la sociedad en la que nos movemos.

El líder en el Quijote es el narrador, el constructor de la historia. Sin duda el narrador principal es Cervantes que, por diluir su responsabilidad ante la censura, -tengamos en cuenta que estamos en el barroco y se está jugando mucho con la realidad social de la época -, articula su narración en:

  • Narrador primero: escribe los capítulos del 1 al 8 de la primera parte.

  • Narrador segundo: recopila los papeles encontrados (del capitulo 9 de la primera parte hasta el final de la segunda) en el mercado de de Toledo, los manda traducir, los organiza, los glosa… Podríamos decir que es el narrador principal.

    • El morisco Aljamiado, que es quién supuestamente los traduce del árabe,

    • Cide Hamete Benengueli, que es el supuesto autor de la historia escrita en árabe y supuesto testigo de los hechos narrados.

El protagonista, don Quijote, es un títere en manos del narrador, que es el líder, el que construye la novela, de la que el éxito depende de su habilidad en el lenguaje y el desarrollo de los hechos. El Quijote es una novela que nos hace poner los pies en la tierra y evitar actitudes que desde el idealismo nos hagan incurrir en el fracaso. Don Quijote fracasa una y otra vez por su actitud idealista, que si lo considerásemos en la vida real nos conduciría a guerras perdidas, a fracasos empresariales, a fracasos políticos.

El Quijote, que la mayor parte de público, sobre todo el alemán y el inglés, lo han leído como una obra idealista, es una obra profundamente realista. Es una advertencia muy clara a todo el que, desde el idealismo, pretende liderar un proyecto. Y nos advierte que no se puede liderar nada perdiendo de vista la realidad, que es el problema de don Quijote, que nunca tiene en cuenta la realidad cuando lleva a cabo sus propósitos, por lo que siempre fracasa. La lección del Quijote es el desengaño; de hecho el éxito de don Quijote como persona es cuando toma conciencia del desengaño, diciendo en el cap. 9 de segunda parte aquella famosa frase:

“...es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al desengaño.”

Sobre el discurso de la armas y las letras, el profesor José Manuel Rodríguez Pardo, nos viene a decir que, todos sabemos que las armas son las que sustentan a las letras: el derecho de un país solo surte efecto si hay una fuerza policial que obligue a su cumplimiento. Así lo sostiene el propio don Quijote en este discurso que habla de una paz aristotélica y no de una paz erasmista; una paz garantizada por la fuerza de un estado, no una paz espiritual. Debemos tener en cuenta el momento en que se escribe el Quijote que España es un imperio, un estado con sus leyes, y en América está la figura del conquistador, entre las que destaca Hernán Cortés que no era precisamente un idealista. El discurso de las armas y las letras es en definitiva una lección de filosofía del liderazgo.

Otro punto a destacar en el Quijote es lo que tiene de literatura parenética, que es la
fase de un discurso o sermón en que se exhorta a seguir una conducta correcta e irreprochable desde un punto de vista moral, ético o simplemente religioso. El Quijote tiene mucho de esta filosofía moral, téngase en cuenta los consejos que da don Quijote a Sancho cuando va al gobierno de la ínsula Barataria, basados en la prudencia, la crítica, la discreción; que son las características que debe tener todo líder. Así que al hablar de filosofía del liderazgo en el Quijote es obligado mencionar los pasajes de literatura parenética del discurso de la armas y las letras como los consejo para un buen gobierno.

Se deben mencionar también los enemigos del líder, en el Quijote son muchos. Mencionaremos algunos:

  • La Pastora Marcela que es una joven que no quiere comprometerse ni con la vida política ni con la religiosa de su tiempo (ni matrimonio, ni convento). No quiere hacerse compatible con la realidad antropológica, ni teológica de su tiempo. Decide retirarse al monte y dice que ahí vive en libertad, pero es una falacia, no se puede ejercer la libertad donde no ocurre nada. Marcela sin embargo se presenta como adalid de una idea de libertad que es totalmente inoperante; no lidera absolutamente nada más que el ilusionismo del feminismo. Un líder no puede confundir jamás el oasis con el esterismo.

  • Los episodios de la estancia en el castillo de los duques, que son propios del teatro, de la farsa. Los equívocos a los que los lectores se ven sometidos, como las tentaciones para el creyente, si incurren en ellos estás abocado al fracaso.

  • El problema de Cervantes con el Quijote de Avellaneda, obra que vuelve del revés, de la manera más denigrante y aberrante la primera parte del Quijote de Cervantes. De tal manera que Cervantes que ya tenía muy avanzada la segunda parte, se vio obligado a introducir una serie de episodios, textos, apelaciones, referencias, para contrarrestar los efectos tóxicos del de Avellaneda, que revertía la imagen de liderazgo de don Quijote de la Mancha, el autentico. Se da un iteración entre tesis, la primera parte de Cervantes; antítesis, el de Avellaneda; y síntesis, la segunda parte de Cervantes, que refleja como el racionalismo de Cervantes, pudo enfrentarse, digerir y reinterpretar desde coordenadas propias el racionalismo de Avellaneda, que le atacó de una forma violentisima y certera para destruir la originalidad y el valor de la obra cervantina, y sobretodo el racionalismo que apuntaba hacía un mundo contemporáneo aún por venir en el barroco de entonces. Digamos pues que el Quijote es una obra enormemente moderna, una obra contemporánea.

    También debemos mencionar a Shakespeare. Debido al imperialismo inglés esta figura ha sido catapultada con pretensiones de una paridad con Cervantes. Shakespeare ha escrito dos o tres decenas de obras de teatro y unas 20 composiciones poéticas, frente a la magnitud literaria de una obra como la de Cervantes. Como la literatura tiene mucho de construcción política han conseguido poner a Shakespeare a la par con Cervantes, y hasta han buscado paralelismos con una artificial fecha de muerte del inglés (conforme al calendario gregoriano, bien entrado el mes de mayo) para que coincida con el 22 de abril en que murió Cervantes. Pero si es cierto que se han puesto a la par, también es cierto que desde una filosofía de liderazgo una parte del teatro de Shakespeare introduce la figura del personaje que podemos llamar nihilista, que es el enemigo del líder, el que trata de destruir al líder no solo verbalmente sino ontológicamente: en obras como Ricardo III, Macbeth, Rey Lear (encarnado en la figura de Edmundo), Timón de Atenas, Julio César, Otelo (encarnado en la figura de Yago). Este personaje nihilista es el que niega el fundamento metafísico, el orden moral que en esa época relega el destino de los seres humanos; es el personaje que se revela, personajes que después en el romanticismo lo va a encarnar figuras como el Luzbel en los Cantos de Maldoror, la figura demoníaca de John Milton, destructora de un proyecto determinado.

Dice Edmundo en El rey Lear:

Tengo un padre crédulo y un hermano generoso cuyo bondadoso natural es tan ajeno a la malicia, que no la sospecha en los demás. Su infantil sencillez se deja gobernar por mis mañas. Trazado está mi plan si mi nacimiento no me ha dado una herencia, conquistémosla por la astucia. El fin justifica los medios.

Este personaje es un bastardo, por lo tanto, está desheredado por razón biológica, política y jurídica, y sin embargo va a desarrollar un plan para hacerse con el poder y la herencia, asesinando a su propio padre y quitando de en medio a su hermano (como hace Ricardo III con el trono de Inglaterra; o Claudio, el tío de Hamlet con el poder en Dinamarca, asesinando a su hermano y casarse con la reina viuda).

Hasta el romanticismo, el personaje literario siempre interpretaba lo que le ocurría con referencia a un orden moral trascendente, cuyas acciones llevaba siempre a cabo el propio personaje para confirmar ese orden moral trascendente (como Edipo que mata a su padre y acaba casándose con su madre; se enfrenta a ese orden pero nunca con éxito, no pueden liderar ese proyecto). A los personajes de la Divina Comedia, condenados al infierno, jamás se les ocurre hacer una convocatoria para ser liberados del infierno, sino que todos asumen su destino acríticamente, como algo que no pueden alterar. El romanticismo cambiará todas estas tendencias.

En Cervantes esta idea de libertad del ser humano está presente en todas sus obras, distanciándose en todas ellas del islam, del mundo protestante anglicano y calvinista.

La Numancia de Cervantes es una tragedia en la que aparecen dos líderes enfrentados, por el bando romano el general Escipión, a quien el senado romano ha encomendado la conquista de Numancia; por otro lado los líderes numantinos encabezados por Teógenes que organizan la defensa de Numancia frente a un impero treinta veces superior. Numancia es derrotada, pero no hay botín, la ciudad queda destruida totalmente por sus propios habitantes, no quedan nada más que cenizas. Esto, a pesar de la victoria, supone para Escipión un fracaso ante el senado. Cervantes quiere decirnos con esto que el ser humano desarrolla su libertad a partir del enfrentamiento con la realidad y lidera un proyecto en relación a esa realidad. Escipión fracasa porque no consigue lo que se propone; Teógenes y los numantinos alcanzan el éxito, que está basado en la fama póstuma de alguien que prefirió el suicidio antes que la pérdida de la libertad frente al imperialismo romano.

Líder es aquel que domina la causalidad y sus consecuencias, aquel que es capaz de hacer compatible con la realidad su educación científica y filosófica, el que obtiene el éxito dominando las causas y las consecuencias a las que se enfrenta. 

 

Ref: Basado en la Crítica de la Razón Literaria del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno; Mooc uvigo. 

martes, 9 de febrero de 2021

El llanto de la materia


César Vallejo es un poeta excepcional del hispanismo. Solo tiene cinco poemarios. El primero de 1919 es Los heraldos negros, el núcleo de su obra, que, con un simbolismo pagano, surge en el contexto del modernismo, en la línea de Rubén Darío, pero no escribe este poemario para confirmar acríticamente la estética modernista. Existen en “Los heraldos negros” aspectos que van a estar presentes en todas sus obras, pues en su obra no hay una ruptura radical, sino que mantiene un concepto de poesía que, en círculos concéntricos, se va desarrollando en sus siguientes obras.

Seminarista de formación, no es un hombres realmente religioso, es un teísta que postula una realidad trascendente con un formalismo psicológico que no llega a tener un gran desarrollo, aunque en “Los heraldos negros” hay un simbolismo bíblico, religioso que el autor no abandonará nunca. España aparta de mi este cáliz, es una paráfrasis evangélica en la que Cristo se inmola por la humanidad. César Vallejo lo seculariza identificando, muy audazmente, la idea de España que él tiene, con la idea de Cristo: compara la importancia que para el cristiano tiene la muerte de su Dios con a la muerte de España, madre de la hispanidad; la destrucción de España en su trágica guerra .

Trilce, de 1922, es la gran obra de César Vallejo, supone un antes y un después de su poesía, rebasando ya lo que es el modernismo de las vanguardias (hoy día diríamos que las vanguardias son como el parque temático de la literatura: el surrealismo, el creacionismo, el dadaísmo, el ultraísmo, el futurismo…, una parcelación temática de la literatura), que en su época fue una ruptura con el racionalismo anquilosado de la literatura, para establecer un racionalismo literario a una escala muy diferente del tradicional. Vallejo, tiene un papel muy importante en la vanguardia del ultraísmo con Trilce, una combinación de tristeza y dulzura, que son componentes modernistas, expresado con un formalismo vanguardista, y una interpretación personal, autológica, donde el “yo” se sitúa por encima de la norma.

Las vanguardias en general tienen mucho de autologísmo, porque suele haber un fundador que las inicia diferenciándose de lo anterior, y se toma libertades para subvertir la ortografía, la rima, la estrofa, el sentido de las palabras. Trilce transforma completamente la estrofa, los poemas no tienen títulos, la rima no esta al final de verso, sino en una cadencia interna a mitad del mismo; se suprimen los artículos, el uso del estilo nominal, la ortografía (el poeta crea palabras nuevas, o usa preexistentes con ortografía propia, muy característicos en las vanguardias, sobretodo en el creacionismo).

Aunque en Trilce hay un par de poemas ortodoxos, claramente está buscando nuevos formatos, pero no hay nada de hermetismo. Lo que hay en Cesar Vallejo es un racionalismo, dado a una escala diferente del racionalismo preexistente.

Los poemas en prosa que se publican en el año 39, ya póstumamente, contienen poemas redactados de forma heterogénea, en años anteriores. Es una literatura de gran contenido filosófico y moral, menos lúdicos que resto de su obra, y con un gran peso didáctico.

Los poemas humanos, compuestos, igualmente, en épocas muy diferentes son los más heterogéneos, y representan la intervención de la política en su literatura.

Resumimos las etapas de su obras:

  • Los Heraldo negros, es la etapa modernista, nuclear.

  • Trilce, la etapa vanguardista, corporal, cuando la estructura supera al génesis

  • Poesía fermentada por la política, serían los Poemas en prosa, la transición a los Poemas humanos, primero y sobre todo a España aparta de mi este cáliz, que supone el límite de sus poesía. Si bien esta poesía no debemos afirmar que es una poesía comprometida, puede haber algún poema que lo parezca, pero en un grado mucho menor que la fingida España en el corazón de Neruda; o en España, poema en cuatro angustias y una esperanza, de Nicolás Guillén, muy teatral y muy dramático, que incorpora la figura de Lorca momentos antes de ser fusilado. Ambos poemas surgieron tras el Congreso Internacional de Intelectuales antifascista, que una vez pasada la euforia del congreso, y la historia relativiza las cosas quedan un tanto ridículos; o en el caso de Miguel Hernández con Madre EspañaEntonces la izquierda era Española, cosa que recientemente parece no serlo. Una izquierda que en España nació liberal en las Cortes de Cádiz que parece perder el norte, pues la izquierda que es antiespañola, ni es izquierda ni es española.


E
spaña aparta de mi este cáliz, no es como en el caso de Neruda y Guillén un poema artificioso, no es tampoco una temática propagandista, sino el referente de una tragedia de un pueblo que está sufriendo una feroz guerra, y una incertidumbre terrible: el bando que venza, tan violento el uno como el otro, y ambos atroces, impondrá una dictadura, bien de derechas o de izquierdas, destructores los dos de la vida humana. Esa es la gran tragedia.

Al morir César Vallejo, un poeta amigo comentó que “había muerto de privación de España”, frase con un componente místico muy importante, pues expresaba el deseo reiterado de Vallejo de venir a España. En España sentía la genealogía que explicaba su ser, su literatura, su historia, su concepción del lenguaje, como una fuente de energía de la hispanidad. En Francia solía decir a sus amigos poetas que hablar español, en aquella Europa de entre guerras, era gozar de buena salud.

España aparta de mi este cáliz, sitúa a España, no en el corazón como dice Neruda, sino en la tragedia de una generación que se está jugando su presente y su futuro, quedando a merced de dos sistemas despóticos de gobierno, tanto sea marxista o fascista, que no son la solución deseada.

Nos vamos a referir a los dos últimos poemas de España aparta de mi este cáliz. En ellos podemos decir que hay una fertilización de su poesía por la política, por su temática que, como una tragedia, un sacrificio, se cita con la Guerra Civil. Vernon Smith, dijo: “nadie renuncia racionalmente a una idea que haya adquirido irracionalmente”. Es así, resulta muy difícil hacer razonar a alguien que adquiere ideas mediante el dogmatismo o el fundamentalismo. Vallejo escribió una perífrasis aristotélica al decir: “el artista es inevitablemente un ser político”. Los intelectuales han querido, muchas veces, ponerse a la cabeza de esta idea y siempre han fracasado en la política, pero lo mejor de Vallejo no es su poesía política que siempre está por encima de la geografía y la historia, sino la modernista y la vanguardista.

Vallejo, plantea una idea de España y de Perú que solo son comprensibles en el marco de la hispanismo, como el terreno común para hacer comprensible la historia. España aparta de mi este cáliz, rebasa ademas de la geografía y la historia, el contexto de la Guerra Civil. El poemario se puede leer sin tener en cuenta su génesis, la guerra, porque es aplicable a cualquier guerra, a cualquier sacrificio humano colectivo. Las ideas políticas de Vallejo no se disuelven en su literatura, son como grumos que se identifican fácilmente, porque él no es político y sus conocimientos políticos, sus implicaciones, tienen mucho que ver con las corrientes de su tiempo. Se aprecia un confusionismo en la línea de Unamuno, que primero apoyó la guerra y luego la condena; el confusionismo de Vallejo se distingue entre su lenguaje poético, religioso, bíblico, con influencia marxista, manejado todo desde una postura muy personal, que no es ajena al confusionismo determinante en muchos intelectuales. Quiero expresar que Vallejo, como Lorca, como Machado, no se explica desde la política, se explica desde la literatura, y la literatura no se puede reducir a la política. Los literatos, los poetas, con frecuencia, buscan códigos políticos para apoyar su literatura, con la consecuencia de que cuando esas políticas fracasan, la literatura se ve afectada, aunque esta siempre pervive en el tiempo a pesar del fracaso del código político. Lo que destaca en Vallejo son las ideas modernistas y vanguardistas.

XIV

¡Cuídate, España, de tu propia España!

¡Cuídate de la hoz sin el martillo,

cuídate del martillo sin la hoz!

¡Cuídate de la víctima apesar suyo,

del verdugo apesar suyo

y del indiferente apesar suyo!

¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,

negárate tres veces,

y del que te negó, después, tres veces!

¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,

y de las tibias sin las calaveras!

¡Cuídate de los nuevos poderosos!

¡Cuídate del que come tus cadáveres,

del que devora muertos a tus vivos!

¡Cuídate del leal ciento por ciento!

¡Cuídate del cielo más acá del aire

y cuídate del aire más allá del cielo!

¡Cuídate de los que te aman!

¡Cuídate de tus héroes!

¡Cuídate de tus muertos!

¡Cuídate de la República!

¡Cuídate del futuro!.

Este poema debería leerlo la izquierda española, esa izquierda que ha perdido de vista a España. Durante la Guerra de la Independencia, la nobleza española estaba con el enemigo, era una nobleza afrancesada que trató de afrancesar a intelectuales como a Goya o a Larra; fue el pueblo, como los alcaldes Carbonero y Caridad, que teniendo como referente el absolutismo, quien nos libró de esos franceses que vinieron a rapiñar España... Buena parte de Louvre así lo atestigua. Parafraseando a César Vallejo, podríamos decir: “¡Cuidate España de tu propia izquierda!”, ¡cuidate de tus políticos!

En sus versos hay un tono imperativo, persuasivo, adversativo, ¡cuidate de estos que tus enemigos están dentro de ti!, que recuerdan aquella frase enviada al buque Almirante Cervera, en agosto del 36, desde el Cuartel de Simancas en Gijón, asediado por el Frente Popular: “¡Dispara sobre nosotros, el enemigo está dentro!” Es el destruirse a sí mismo. La izquierda ahora mismo parece querer destruir España, y, cabe una pregunta, ¿qué colectivo sin incurrir en un fascismo puede salvar esto?

Es un poema con una advertencia al futuro; se debería leer en la escuelas, en todas, en español. En un estado que se precie no puede prevalecer la división interna; decía Spinoza en su Tratado teológico político: “Es malo lo que introduce la discordia en el Estado”.

Cuando dice el poema, “¡Cuídate de la hoz sin el martillo, cuídate del martillo sin la hoz!”, está apelando a la división de la izquierda en la Guerra Civil, conflicto que no ha superado nunca, porque el socialismo y el comunismo nada tienen que ver, ni antes, ni ahora (ya lo apunta Gustavo Bueno en el Mito de la izquierda); y el marxismo es una ideología históricamente fracasada.

¡Cuídate de la víctima apesar suyo, del verdugo apesar suyo y del indiferente apesar suyo!” Aquí se aprecia una clara pérdida de confianza hacia todo ser humano, hacia todo el eje circular del espacio antropológico. No se puede confiar en nadie, ni siquiera en la victima…

¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo, negárate tres veces...” Se refiere a la traición que claramente está presente.

¡Cuídate de las calaveras sin las tibias…!” Cuidate incluso de lo que está más allá de la muerte

¡Cuídate de los nuevos poderosos...!”. De los que tienen el poder, y al decir “nuevos” se está refiriéndose a su misma izquierda.

¡Cuídate del que come tus cadáveres, del que devora muertos a tus vivos!”. Versos escritos en torno a 1937 por un peruano, que tienen hoy en España una gran actualidad, cuando se juega a desenterrar a los muertos de la Guerra Civil, y no solo metafóricamente, sino literalmente. Cuidate del que devora muertos a tus vivos, cuidate del nacionalismo; cuidate España de tu propia España, cuidate de tantas Españas…

¡Cuídate del leal ciento por ciento!”. De las aguas mansas, fiate de la Virgen, se suele decir…

¡Cuídate del cielo más acá del aire y cuídate del aire más allá del cielo! Aparece el eje angular, la religión. Nos dice que no se puede confiar en ninguna religión, ni en los creyentes, ni en los ateos. No hay nada a qué agarrarse, es una destrucción sistemática de todo.

Y el clamor final es clave: “¡Cuídate de los que te aman!”. Ten cuidado que puede haber amores traicioneros, falsos. Ni del amor te puedes fiar. “¡Cuídate de tus héroes!”, que han construido los estados y naciones. El heroísmo es dudoso, porque qué heroísmo cabe en una guerra entre hermanos, donde unos matan a los otros. Y sí, tanto en un bando como en otro murieron muchos heroicamente por defender sus ideas, pero ¡que pena morir así!, ¡qué pena seguir explotando las miserias de todo eso!

¡Cuídate de tus muertos!¡Cuídate de la República! De la memoria, del propio estado. Está claro que el autor ha perdido toda esperanza. Y “¡Cuídate del futuro!; un futuro que él no vio, una incertidumbre que nunca llegó a despejar. ¿Cuando nos liberaremos de fascismos y marxismos?

XV

España, aparta de mí este cáliz

Niños del mundo,

si cae España —digo, es un decir—

si cae

del cielo abajo su antebrazo que asen,

en cabestro, dos láminas terrestres;

niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!

¡qué temprano en el sol lo que os decía!

¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!

¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está

la madre España con su vientre a cuestas;

está nuestra maestra con sus férulas,

está madre y maestra,

cruz y madera, porque os dio la altura,

vértigo y división y suma, niños;

está con ella, padres procesales!

Si cae —digo, es un decir— si cae

España, de la tierra para abajo,

niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!

¡cómo va a castigar el año al mes!

¡cómo van a quedarse en diez los dientes,

en palote el diptongo, la medalla en llanto!

¡Cómo va el corderillo a continuar

atado por la pata al gran tintero!

¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto

hasta la letra en que nació la pena!

Niños,

hijos de los guerreros, entretanto,

bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo

la energía entre el reino animal.

las florecillas, los cometas y los hombres.

¡Bajad la voz, que está

con su rigor, que es grande, sin saber

qué hacer, y está en su mano

la calavera hablando y habla y habla,

la calavera, aquella de la trenza,

la calavera, aquella de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;

bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto

de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aun

el de las sienes que andan con dos piedras!

¡Bajad el aliento, y si

el antebrazo baja,

si las férulas suenan, si es la noche,

si el cielo cabe en dos limbos terrestres,

si hay ruido en el sonido de las puertas,

si tardo,

si no veis a nadie, si os asustan

los lápices sin punta; si la madre

España cae —digo, es un decir—

salid, niños del mundo; id a buscarla!

Poema encarnado en la imagen del niño, de la infancia, donde de nuevo está la incertidumbre por el futuro, pero en tono imperativo, les conmina a superar todas estas guerras fratricidas, les dice que tienen la obligación de superarlas. Más que a España se está dirigiendo a toda la hispanidad, porque si pasa algo en España le pasa a la hispanidad. Y esto, a pesar de que en hispanoamérica haya personas que odien a España; en España también las hay, intelectuales incluso, como es el caso de Goytisolo, que reiteradamente ha despreciado a España, y al que España concedió el Premio Cervantes, y, en “coherencia” consigo mismo, no lo rechazó: Un autor que escribió gran parte de su obra en español, e interpretó desde su particular punto de vista la historia de España, siempre desde el desprecio, cuando debía haberse movido por las ideas, se dejó llevar por la vanidad, que es tan valiosa como el dinero.

Si España cae, si es destruida por cualquiera de las fuerzas en conflicto, habrá que reconstruirla y eso solo lo pueden hacer los niños, las criaturas inocentes que siendo victimas podrán sobreponerse a la situación, por encima de esas dos o esas diecisiete Españas, que han de helarnos el corazón. El poema es también un canto de esperanza con miras al futuro, porque en esos años ya no había esperanza. Por eso se dirige a los niños. Niños que, mejor o peor, resolvieron la situación en la transición, pero ahora, se hace evidente que ni la infancia se acaba, ni llega la madurez. Decía Napoleón que para educar a un niño había que empezar veinte años antes de que el niño naciera, es decir, educando a sus padres. Esa es, no cabe duda, la solución al problema pedagógico.

Vayamos al poema:

Niños del mundo, si cae España...” Hay un contenido de una poesía oracular, que imperativamente descarta a los adultos. La profecía descarta la ideología, la caída de España es la destrucción del estado, de la sociedad española, y es también la orfandad de las naciones que han sido posible gracias a España; no cabe mayor hispanismo en estos versos. El autor sabe que España no puede ser destruida, y ni lo pudo la Guerra Civil, ni podrán los nacionalismos posmodernos. España siempre existirá en tanto que haya personas que hablen español.

...del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres...”. No hay invocación metafísica alguna (la religión en la obra de Vallejo solo tiene una cobertura formal), sigue en el espacio antropológico, en el eje circular o humano, donde la esperanza está en los niños, los adultos del futuro que traerán una España diferente.

...niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡qué temprano en el sol lo que os decía! ¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano! ¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!” Todo lo que os han enseñado no sirve para nada, hay que empezar de nuevo.

...está nuestra maestra con sus férulas, está madre y maestra, cruz y madera, porque os dio la altura, vértigo y división y suma, niños; está con ella, padres procesales!Con esa rima interna que se inaugura en Trilce; con sus férulas, esa tiranía, ese instrumento de castigo; madre y maestra, lo bueno y lo malo que tenemos procede de España. Y de nuevo invoca a los niños diciendo que serán ellos padres procesales, los que tendrán que reconstruir lo destruido. El eje angular, la religión, no da ninguna solución, situándose el autor, a pesar de su educación en el seminario, en un racionalismo antropológico; y el eje radial de la naturaleza lo contempla todo en su obra con una marcada indiferencia.

Niños, hijos de los guerreros, entretanto, bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo la energía entre el reino animal.” Es el triunfo de la bestia, del animalísmo. Y la anáfora de la calavera, para señalar que está viviendo con la muerte, que no es decorativa como en el modernismo, es una decoración macabra -como el poema Goya de Alberti -, un esperpento goyesco, la etapa fúnebre de la destrucción, que hay que superar.

Hay un verso encabalgado, que para un materialista como es Vallejo es clave; pide silencio, pero no en los términos de Bernarda Alba, “silencio, silencio”. Aquí, implorando ser escuchado, dice “¡Bajad la voz, os digo; bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto de la materia...”, el llanto de la materia. Esta metáfora (la materia no puede llorar), pero se dramatiza, porque es el llanto del hispanismo, la materia es España, la matriz de la que procedemos todos. “El llanto de la materia”, que resume, resuelve, interpreta y explica toda la esencia de la poesía de César Vallejo.

No es casualidad que el último poemario, y el último poema de ese poemario en la obra de César Vallejo, el poeta peruano mejor de todos los tiempos, esté dedicado a España, a la madre nodriza que hizo posible a Vallejo como poeta: el español.

El autor no es un poeta comprometido, su poesía no es política. Si hay algún compromiso en César Vallejo es con España, pero no con el marxismo. España no cabe en el marxismo, si cupiera entonces vendría Pemán y diría que cabe en el fascismo, pero España está por encima de las categoría políticas. Ahora superaremos lo de la nación de naciones. El llanto de la materia.

...el llanto de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aun el de las sienes que andan con dos piedras!”. Una imagen creacionista y surrealista, las sienes que andan con dos piedras que remite a un primitivismo, a una mente que no piensa, que va por el suelo.

¡Bajad el aliento, y si el antebrazo baja, si las férulas suenan...”, si los instrumentos de castigo nos golpean, si nuestra civilización está sometida a este enfrentamiento terrible.

...si es la noche, si el cielo cabe en dos limbos terrestres, si hay ruido en el sonido de las puertas, si tardo...”, si muero, en definitiva.

...si no veis a nadie, si os asustan los lápices sin punta...” Sin educación.

...si la madre España cae —digo, es un decir— salid, niños del mundo; id a buscarla! Si cae España, tenéis que actuar y reconstruirla. Esa es vuestra tarea: cuidar el hispanismo que nos une, porque vosotros peruanos y nosotros españoles, somos lo mismo.

El enfoque tratado aquí está hecho desde el materialismo filosófico de Gustavo Bueno, en el que planteamos una unión mucho más solidaria entre España y Hispanoamérica, inconcebible la una sin la otra. No hablamos de latinoamérica que es un invento negro legendario del mundo francés y británico; cualquier pretensión de destruir esta relación no responde más que a intereses tradicionales de otros pueblos de Europa.


Ref: Basado en la Crítica de la Razón Literaria del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno; Mooc uvigo.