"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres" (II, 58)
Don Quijote nace sin prehistoria, sin antecedentes familiares, sin lugar concreto de nacimiento (“en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...“), sin infancia ni juventud siquiera, puesto que da comienzo a su «historia» cuando rondaba los cincuenta, con los datos mínimos imprescindibles para explicar su transformación de cuerdo en loco.
Hoy 26 de abril hace veintisiete años de la muerte de de Luís Rosales, un poeta granadino que deberíamos valorar a la altura de los más grandes. Es también uno de los grandes críticos del Quijote -el mejor de todos en cuanto a la estética, si mi opinión importa-. Su gran obra "Cervantes y la Libertad", que estoy desmenuzando ahora, hace un retrato moral del autor de la "novela infinita", un canto apasionado de la libertad con una prosa preciosistica. Lo estoy leyendo en dos tomos que pertenecen a la propia biblioteca de Rosales, adquirida por la Biblioteca de Andalucía; para mí ha sido un placer ser el primero en hojear estos libros, a los que he tenido que cortar los filos de sus páginas encuadernadas, para poder ojearlos.
Premio Cervantes de 1982. Su gran obra poética es "La casa encendida", la que solo he ojeado y que me espera en la Biblioteca de Andalucía para el próximo cambio, cuando entregue el segundo tomo de "Cervantes y la Libertad"
...pues que sea el mío el primer comentario...me centro en ese detalle de haber abierto el primero las páginas del libro virgen, gran y callado privilegio...Entonces, este es el principio...
ResponderEliminarPodíamos decir que como algo serio sí. Lo primero de todo fue allá por 2014 que me enganché con "La paradoja del Quijote", en un libro de Martin Gadner; despué y como consecuencia de ello vino el episodio del gobierno de Sancho, un sainete que, a instancias de mi amigo Andrés, preparé y representamos; más tarde, pero antes que Rosales, hubo otros: Unamuno, Azorín, Ayala..., pero que de verdad hiciera mella recuerdo especialmente a Torrente. Creo que con este gallego empezó todo para mí, y curiosamente, después de los tres "MOOC" de la pandemia, aún sigo con el material de la uvigo. Pero sí, Rosales creo que ha sido, es lo máximo en este apego que siento: de entre todas sus páginas destaco las del Toboso, inspiradas en los capítulos IX y X de la Segunda parte; sobre ellos escribí aquellas líneas que leímos junto al Palacio de Dulcinea.
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